3 de febrero de 2025. Empezaba la precampaña para las elecciones del 17 de agosto. Faltaban más de seis meses para la primera vuelta. Y fue una hora de entrevista. Larga y rica charla.
Rodrigo no tenía sigla. No había tenido aún su primer candidato a vice. Su primer candidato a vice aún no lo había abandonado. Y aún Edman Lara no aparecía en su horizonte. Lo entrevistamos porque acababa de lanzar su candidatura en el Plan Tres Mil de Santa Cruz.
¿Por qué le dábamos tanto espacio? ¿Por qué una hora de entrevista? En toda la precampaña, campaña, primera y segunda vuelta Rodrigo nunca puso un spot en nuestros programas, ni en radio, ni en TV, ni en la revista, ni en nuestras redes sociales. Inversión cero.
La de Rodrigo era una de las campañas más austeras, más sencillas, menos estruendosas, menos vistosas y menos estridentes. Pero quizá de las más cargadas de convicciones y sueños. En fácil y directo, la suya era de las campañas más pobres en términos económicos y más interesantes en términos políticos.
Rodrigo viajaba por tierra, no lo invitaban e entrevistas a los medios de referencia, lo excluían de los debates y hasta tenía que reclamar para no ser ignorado en la agenda electoral.
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Le hicimos más de diez entrevistas. Largas, profundas, interesantes. ¿Por qué le dábamos tanto espacio?
¿Por interés? Apenas existía en las encuestas. ¿Para ser luego sus ministros? Sus chances de poder lucían inexistentes.
Hay algo que a la gente le cuesta entender: se llama espíritu democrático, competencia justa, igualdad de oportunidades.
Solo eso. Hacemos periodismo. Hace treinta años. Procuramos hacerlo bien. No le prestamos mucha atención a tantas cosas que se dicen.
Tenemos convicciones. Y siempre es bueno que los hechos hablen por sí solos. Valen más que murmuraciones.
Fuente: Pepe Pomacusi Periodista


