No huyó. No entró a prisión rendido.
Se diferenció de Evo.
Evo dijo patria o muerte.
Y a la hora de la hora se fue en un avión dejando a sus bases abandonadas.
Evo se fue llorando.
=> Recibir por Whatsapp las noticias destacadas
Arce entró a prisión gritando su inocencia y su valentía. Sin derramar una lágrima.
Entró a San Pedro como gritándole a Evo todo lo que a Evo le faltó en la hora difícil.
Entró gritando: “Aquí estoy, yo no me fui”.
Hay que reconocerle su coherencia.
Esa que no tuvo Evo.
A Evo hoy le duele que le digan “cobarde”.
Pero la vida es como el cacho: lo que se ve se anota.
Fuente: Pepe Pomacusi Periodista


