El régimen del MAS quiere usar el escándalo de los ítems fantasmas para demostrar que todos los cruceños son unos corruptos, que no tienen moral para reclamarle nada al gobierno y llegan al extremo de afirmar que el modelo de desarrollo de la región también se ha agotado. Eso equivale a decir que Santa Cruz debería cambiar la libertad por el socialismo, la iniciativa privada por el estatismo y la democracia por la dictadura que impera en el resto del país, donde sindicalistas de la calaña del cocalero Morales son los que mandan y son los dueños de vida y hacienda.
Si ese modelo de país llegara a triunfar también en Santa Cruz, adonde van a escapar todos los compatriotas que huyen del abuso de toda esa lacra dirigencial que se camufla dentro de los sindicatos y movimientos sociales y que sólo generan pobreza, porque además de abusivos, son unos ladrones, tal como se ha visto en el saqueo sistematizado perpetrado desde el 2006.
Precisamente, la dirigencia cruceña que ha quedado expuesta en los recientes escándalos se ganó hace mucho el rechazo de la población, justo cuando empezó a hacer tratos con el MAS, a pasar por alto sus atropellos, a hacer acuerdos políticos por debajo de la mesa y, mucho peor, a cogobernar abiertamente, como pasó con la alcaldía de Santa Cruz, donde la corrupción llegó a límites estratosféricos, justamente porque contaba con el respaldo, con la complicidad y, especialmente con la metodología que le proporcionó el MAS en su larga trayectoria de manejo discrecional y arbitrario de la cosa pública.
Los masistas han intervenido en la alcaldía porque sabían desde hace mucho lo que ocurría en el interior, ellos han sido los perpetradores de esos hechos vergonzosos, los protegieron y ahora están confiados en no salir salpicados, cosa difícil, pues entre ratas no suele haber lealtad y menos después de acto de alta traición que ejecuta el régimen.
La mayor aspiración del MAS es dominar Santa Cruz, conquistarla y aplastarla y eso no va a ocurrir mediante estas maniobras. No pasó con el caso Rózsa, con los cercos ni con toda la hostilidad desplegada desde 2006 y mucho menos ahora, que están tras los pasos de dirigentes que ya fueron censurados por la ciudadanía. Olvidan que la ex alcaldesa interina Angélica Sosa obtuvo una votación ínfima en las elecciones municipales al punto de que no obtuvo ni un solo concejal. En la misma votación el partido del ex gobernador Rubén Costas quedó reducido a la mínima expresión y sucedió así porque el cruceño de a pie no admite medias tintas y mucho menos complicidad con los impostores.
Fuente: Eduardo Bowles