Modelo: Alejandra Cuenca – Colage: Bonita la Vida – Tema y redacción: Renato Antelo
Nuestras emociones presentan tres funciones básicas que nos permiten vivir en nuestro entorno e interactuar, su función es comunicar cómo nos sentimos, regulan nuestro comportamiento y el del otro generando vínculo y nos ayudan a evolucionar en nuestro proceso social, creciendo poco a poco, pero qué pasa cuando la sociedad o nosotros mismos no dejamos que este proceso fluya. Hoy te traemos no solo lo que sucede, si no el arte de dejar que suceda.
Según el Modelo de Salovey y Mayer (1997) sobre la inteligencia emocional, las emociones se entienden como habilidades que pueden aprenderse. Estas habilidades consisten en la percepción emocional, la comprensión emocional, la facilitación de pensamientos y la regulación de las emociones. Entonces podríamos decir que esta habilidad favorece en identificar, validar y expresar tanto emociones propias como ajenas, podemos conseguir y potenciar esto mediante lo siguiente:
- Siendo más empático en nuestro círculo social
- Entendiendo al otro y visualizarlo como un nosotros
- Tratar de tener un balance entre lo racional y lo emocional
- Expresar por medio del habla, escritura, arte, música o hobbie
Debemos trabajar en los múltiples procesos de dar significado a nuestras emociones por medio de la comprensión,para así, poder obtener el alcance del equilibrio adaptativo respectivo de las emociones agradables/desagradables (regulación emocional), si bien muchos sufrimos fenómenos sociales que nos limitan a expresarnos, por entender esto como una debilidad, debemos como agentes de cambio, posicionarnos en una mejor perspectiva, que nos permita crecer y que no nos afecte de manera cognitiva o social.
Si crees que no estás expresando tus emociones o te presionas mucho en reprimirlas, evalúa mucho tu auto cuidado, alimentación, autoestima, trato a otros y síntomas como, mal humor, irritación, insomnio, ataques emocionales o apatía.
Fuente: Revista Cool