¿Todos hemos sido cómplices? Vean cómo luce Max Mendoza (52 años de edad)

¿Alguien diría que es la apariencia de un estudiante? Claramente no. Y todos los que tuvieron contacto con él (rectores, docentes, autoridades, jóvenes estudiantes) lo aceptaron, sin decir nada, durante la última década, como líder estudiantil.

¿Diez años y nadie dijo nada? Y en ese tiempo le dieron vehículos oficiales, le pagaron un salario mejor que el de un rector, lo vieron viajar por todo el país con viáticos pagados, lo aceptaron en reuniones con todos los estamentos universitarios y también con varias autoridades gubernamentales.

¿Nadie se daba cuenta que él no podía ser un estudiante? ¿Nadie se preguntaba cómo un cincuentón podía ser desde hace diez años un líder estudiantil?



¿Todos hemos sido cómplices? ¿Recién hoy nos damos cuenta que su conducta tiene al menos cuatro delitos penales? Deben responder las autoridades universitarias que le pagaron sueldos, que le dieron viáticos, que lo nombraron en cargos que no le correspondían y que conviven y convivieron con el cincuentón de la manera más natural del mundo.

¿Todos hemos sido cómplices? No, los que solo lo vieron pueden ser testigos. Los cómplices son los que le dieron y le aceptaron sus privilegios.

Max Mendoza va a caer, sin duda, hoy es el boliviano más desprestigiado del país y su situación es tan insostenible que está desaparecido, escondido y habrá que ver si protegido por alguien. Max va a caer y con él deben caer otras autoridades y, fundamentalmente, un sistema corrupto que no podemos seguir viendo como si nada pasara.

Es imprescindible una revolución universitaria. Un cambio de época

Fuente: Pepe Pomacusi Periodista