Todos se volvieron locos con la marraqueta en Expocruz. Fue muy grande la gentileza de los paceños de enviar diariamente miles de esos horneados, que prácticamente “volaban” minutos después de llegar a la feria. El éxito ha sido tan grande (hacían mil dólares por día) que los impulsores de esta iniciativa dicen que lo seguirán haciendo todo el año, para que a los cruceños no nos falte el pan de cada día.
Pero con perdón de los adoradores de la marraqueta y los que se sintieron orgullosos de semejante suceso, este asunto no pasa del folclore, de un gesto de amistad y de buena voluntad para contribuir con la unidad de los bolivianos, tan amenazada por los aventureros de turno.
Para esos que creen haber conquistado Santa Cruz con las marraqueta y haber roto la banca de los negocios feriales con los humeantes bocadillos, hay que decirles que una sola vaca, ni siquiera la más cara de Expocruz, se cotiza mejor que todos los panes vendidos en dos semanas.
Esta no sólo es una comparación odiosa, es el deber de decirles a los paceños y al resto de los bolivianos que la clave del éxito de Santa Cruz es precisamente dejar de ser empresarios de alasitas, pues mientras algunos brotaban pecho por las marraquetas, los ganaderos cruceños se posicionaban como exportadores de material genético de alta calidad, hecho que consolida un trabajo de larga data en materia de mejoramiento de ganado bovino.
Que no se asombren los amantes de la marraqueta si mañana mismo aparece un panadero de Santa Cruz produciendo en masa esa delicia, haciéndole innovaciones a la receta original e invirtiendo la ecuación, como ha sucedido con el producto más andino de todos, la papa, que tiene hoy a esta región en el primer lugar del ránking nacional de productores. Cuidado que pase lo mismo con la quinua, pues ya se está desarrollando una versión tropicalizada o con el vino, pues tanto Samaipata como Vallegrande están creciendo mucho más rápido que los tarijeños.
No se trata de decir que los cruceños son mejores. No son mejores ni peores que nadie, sino de insistir en un modelo que todavía funciona en el departamento y que ha sido destruido en el resto del país, donde no hay libertad para producir, innovar, usar tecnología, disponer de la tierra y los bienes y donde la iniciativa privada es combatida sistemáticamente por las mafias políticas. Se trata de que, a través de la experiencia que han recogido en Expocruz (esperamos que sí), ayuden a los cruceños a hacer causa común sobre lo que se debe defender en Bolivia, los verdaderos problemas que hay que atacar y los puntos en los que hay que ponerse de acuerdo y hacer resistencia.
Lamentablemente existe mucha incomprensión de los factores que han permitido el desarrollo de Santa Cruz, que también es la supervivencia de Bolivia. Si estas tierras se mueren, se derrumban como el cerro de Potosí o son tomadas por las bandas delincuenciales del MAS, el país entero quedará en ruinas. Ese desconocimiento es aprovechado por los criminales de la política para hacerle mala fama a Santa Cruz y tratar de destruirla. ppDrtv
Fuente: Eduardo Bowles