Es una resistencia civil contra un Régimen de inspiración estalinista, como lo fue La Primavera de Praga, hace más de medio siglo. En el sentido estricto del término, su orientación es menos política y más filosófica, porque no persigue el Poder para una persona, partido o grupo, sino la defensa de valores intemporales, que se identifican convencionalmente con la democracia, a saber: condiciones técnicas para el ejercicio del voto universal, referencias actuales y transparentes para la distribución de recursos públicos, división de los poderes del Estado y garantías reales para la práctica del disenso, en el marco de un Orden Constitucional que no sea distorsionado por afanes de prorroguismo.
Su naturaleza civil la hace pacífica: no está armada. Así, con excepción de situaciones muy aisladas, provocadas por el propio Régimen, que busca de esta forma calumniar su espontaneidad, los días y las noches de la Primavera de Santa Cruz transcurren con alegría, aún más allá del daño que a su propia economía se hace el ciudadano, que está dispuesto inclusive a soportar ese costo, con tal de proteger su integridad moral.
Lo tiene que saber el mundo.
Fuente: Roberto Barbery Anaya.