Hay que tener dos 🥚 🥚muy grandes para animarse a lo que se animó hoy Lautaro Martínez.
Pudo acabar como el gran villano y no se amilanó. Ha fallado muchos goles en este mundial. Por eso arrancó como titular y ahora es suplente.
Y se animó a patear el quinto penal, el que suele ser el más difícil.
Fallaba y lo crucificaban en el Obelisco de Buenos Aires. Y no falló. Y acabó abrazado por todos. No se rindió nunca.
Que disfrute su lindo momento. Y que pueda brillar en lo que resta del mundial: la parte más bella, la que es exclusiva para los mejores
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Fuente: Pepe Pomacusi Periodista