La maravillosa falta de contexto

Ayer, mientras Argentina festejaba, encontré a José María Barbieri en el café de siempre, releyendo los acuerdos entre la Rusia comunista y la Alemania fascista, antes que a Hitler se le ocurra traicionar a Stalin…

Me pareció sin contexto. Comparto nuestro diálogo.

(Yo) ¿No está un poquito desubicado hoy?



(José María) Sin contexto me sentí el domingo, en el Primer Tiempo. El nivel de Argentina fue una exageración. No estoy acostumbrado a tanto… Luego intervino el azar, ciego al mérito, y Francia llegó inclusive a empatar…

(Yo) ¿Se asustó?

(José María) No diría eso. Me sentí menos extraño retornando a la incertidumbre…

(Yo) ¿Y el lunes?

(José María) Bueno, cuando amanecí Campeón del Mundo, me di cuenta de que era mejor no calumniar de forma tan impune al lunes… Presentí que se podía alterar el equilibrio del universo…

(Yo) ¿Pero sus temas de relectura no están descontextualizados?

(José María) Para nada. Hoy los anacronismos tienen vigencia…

(Yo) No entiendo…

(José María) Le doy un ejemplo, retrocediendo aún más en el tiempo: en enero de 1917, el zar Nicolás II y algunos de sus ministros confiaban en resucitar a Rasputín… Hoy existen gobernantes que están en condiciones de sostener que las piedras tienen sexo o que se puede ver el futuro en una hoja de coca…

(Yo) ¿Algo más que añadir sobre fútbol o política?

(José María) Una frase que leí el martes: “No se puede tomar en serio a quien no sabe jugar”


Fuente: Roberto Barbery Anaya.