Con una sonrisa burlona, como si estuviera mostrando el certificado de graduación de alguna carrera universitaria, el esperpéntico dirigente masista y ex candidato a diputado, Reynaldo Ezequiel, exhibía la orden de libertad que en tiempo récord le otorgó la justicia, a pedido de la fiscalía, que en calidad de urgente demandó que lo saquen de la celda donde curaba la resaca por la prolongada borrachera del día anterior.
Ezequiel se reía de todos, de las personas embistió con su automóvil mientras conducía, de los periodistas que lo mostraron en condiciones lamentables, de los policías que lo arrestaron y a los que insultó y de las leyes que violó hasta el último instante, pues se negó a cumplir con la prueba de alcoholemia. Obviamente, se rió también del rimbombante mensaje que había dado el ministro de gobierno, Eduardo Del Castillo, quien pidió todo el peso de la justicia contra este impresentable sujeto, que no hace mucho atropelló a una niña, víctima de la imprudencia de un individuo que se cree con la autoridad para dar lecciones de ética y moral a la ciudadanía.
Justo cuando el gobierno del MAS quiere convencernos de que está interesado en la educación, con eso de la nueva currícula y otros cuentos, le brinda la mejor lección a la juventud y a toda la ciudadanía en general: “No importa lo ignorante, lo despreciable, lo torpe, abusivo y delincuente que seas, si estás con el gobierno, si no criticas, si te sumas a la campaña de odio contra los enemigos del régimen y justificas cualquier cosa que hagan los poderosos, puedes estar seguro que tus fallas serán perdonadas y, por si fuera poco, tendrás todo lo necesario para vivir tranquilo, beber hasta que te canses en días laborales, manejar un vehículo y dinero de dudosa procedencia y gozar de los servicios de un chofer que bebe a la par tuya”.
“Si cumples con todos los requisitos del perfecto masista, tendrás derecho a la protección policial, a que la fiscalía salga en defensa tuya y que los jueces se vuelvan ciegos y sordos ante tus delitos. No tendrás que pagar los daños que causaste y lo más probable es que puedas meterle juicio a todos aquellos que dudaron de tu lucidez intelectual, mientras te tambaleabas de borracho y ni siquiera podías hablar con un mínimo de coherencia. También es muy posible que con este frondoso currículum puedas ser merecedor de un cargo público o a la mejor, un puesto en el servicio exterior boliviano”.
En todo el mundo, la juventud está preocupada por insertarse en la sociedad del conocimiento, por adquirir habilidades que le permitan adaptarse a una realidad cambiante y llena de desafíos, aprenden idiomas extranjeros, se sumergen en la tecnología y la aplican en distintos campos, se relacionan con profesionales de todo el planeta, se vuelven emprendedores, inventan cosas, innovan todo el tiempo y se reinventan cuando es necesario.
En Bolivia nada de eso es necesario para vivir bien y lo está diciendo muy claramente el gobierno. Hace poco se hizo viral la respuesta de una jovencita que dejó claro que quiere ser narcotraficante. Cómo no, si es la actividad más promovida y protegida en Bolivia, la más prometedora y hasta tiene connotados intelectuales que han salido en defensa del paradigma que impulsa el régimen, convertido de lleno en una organización criminal, cuyos “valiosos elementos” se han convertido en ciudadanos de primera categoría. Eduardo Bowles
Fuente: Eduardo Bowles