PA VOS, EL@ ESCRITOR@ QUE SIN MOTIVO ME HACHEA… Si vos… El que se molesta por la can…

PA VOS,
EL@ ESCRITOR@
QUE SIN MOTIVO
ME HACHEA…

Si vos…
El que se molesta por la cantidad de libros que vendo, al que le molesta que tome una posición política regional en defensa frontal de mi tierra y de mi gente, con el estúpido argumento de que un escritor no debe involucrarse en política… .
El que se indigna, porque venda mis libros en un mercado o alguna plaza, porque según vos, «el escritor es un intelectual que está en otro nivel…»
¡No seas puej tarura!
A ver, te pregunto:
1. ¿Alguna vez caminaste once cuadras con dos paquetes de libros de cien ejemplares cada uno, a la una y media de la tarde en Puerto Suárez, sintiendo un dolor en la espalda y empapado de sudor con cuarenta grados bajo el sol; y lo hiciste, después de viajar toda la noche, pero estás de ida ilusionado, a entregar esos libros a los estudiantes y maestros que te esperaban?
2. ¿Alguna vez caminaste a las ocho de la noche y tiritando de frío, cargando un bolsón pesado lleno de libros, después de haber estado todo el día en la plaza de Llallagua?
3. ¿Alguna vez recorriste a pie como cinco kilómetros en permanente subida, desde la terminal de buses, hasta la universidad Tomás Frías de Potosí?, ¿y todo porque justo ese día hubo paro de transporte, pero tenías que llegar con tus libros a ese lugar sí o sí?
Contame…
4. ¿Alguna vez pedaleaste en bicicleta, cerca de sesenta kilómetros al día, entregando pedidos de libros durante la pandemia y todo para que no falte la comida en la mesa en esos días tan difíciles?
Sí, choco, vendí cerca de seiscientos libros en esa época, pedaleando desde La Guardia y volviendo completamente agotado, cuatro o cinco horas después a mi choza…
5. ¿Alguna vez llegaste a un colegio de Mairana, y te enteraste que tu libro en su versión pirata lo vendían fotocopiado en la librería que hay frente al mismo colegio, y que todos los chicos lo leyeron, pero vos no ganaste un peso por eso?
6. ¿En algún momento volviste al alojamiento donde estabas en Villamontes, y viste espantado que tus paquetes de libros para ser vendidos se mojaban, y todo porque las señoras de limpieza los sacaron para limpiar…
¿Y los olvidaron, dejándolos justo bajo el agua que caía del aire acondicionado?
7. ¿En algun momento volviste de Riberalta pasando por Guayaramerin, después de vender en el trayecto cuatrocientos libros y recorriendo caminos de tierra, ríos y pontones, hasta llegar a tu casa en Santa Cruz; muy cansado pero satisfecho y con plata?
8. ¿En algún instante llegaste a la ciudad de El Alto y te hospedaste en un alojamiento barato para ahorrar gastos, aguantando un frío asesino y tapado con una colcha que picaba?
Bueno…
Yo sí pasé por eso y más.
¿Y sabés algo?
– La pasé bien en cada abrazo recibido, en cada «gracias por venir a nuestro pueblo o ciudad» escuchado después de cada conferencia.
– Fui feliz en cada «que Dios lo bendiga» escuchado, y fui feliz contando mi plata, resultado de abundantes ventas de mis libros, resultado de un noble sacrificio previo.
Ahora…
Si hiciste algo parecido podés criticarme. Llamame «mercantilista de la literatura», «escritorsito de quinta» y otras tantas cosas que decís a mis espaldas.
No me incomoda.
Pero…
Si no lo hiciste y desolado mirás los paquetes de libros que están en tu sala y no se venden, solo pensá en cambiar tu actitud y dejá de hachearme sin motivo.
Yo no tengo la culpa de tu inercia.

Me podés entender, «colega»?



El ESCRIBIDOR.



Fuente: Párraga Jose – El ESCRIBIDOR