Por qué es URGENTE la unidad de la oposición en un nuevo movimiento (III) Por: MARTÍN FIE…

Por qué es URGENTE la unidad de la oposición en un nuevo movimiento (III)

Por: MARTÍN FIERRO

No existe un “milagro boliviano”:
La crisis económica irrumpió enérgicamente en el escenario nacional, como el estrepitoso desplome de un largo y apacible sueño.



A pesar de las mentiras y simulaciones gubernamentales, es imprescindible reconocer que estamos frente a un problema estructural: no se trata de la falta transitoria de divisas, ni de un percance de índole monetaria, ni es algo que se vaya a resolver con un pequeño ajuste en la política cambiaria.

El saqueo, el despilfarro, la falta de previsión típica de los gobiernos populistas y el agotamiento de un modelo sostenido con alfileres les muestra, al presidente y su iluso séquito de lamebotas, que “el milagro boliviano” no era tal.

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Si alguna vez realmente se lo creyeron, ahora la realidad sentencia, como un sopapo, que no había absolutamente nada de qué presumir.

Definitivamente: no es lo mismo gobernar con abundancia de gas a precios internacionales sobreabundantes, que hacerlo después de vaaaarios años de no haber invertido lo suficiente en exploración y prospección gasífera o petrolífera.

No es lo mismo, en fin, gobernar con o desde el Chapare, que hacerlo sin los ingresos provenientes de su producto estelarsss, o peor aún, peleado con el que los genera y administra.

En síntesis:
No se aprovecharon los “años de vacas gordas” para invertir en la diversificación de la economía, potenciar la agroindustria y migrar hacia el uso de energías sustentables.

El MAS siguió con la misma política extractivista e irracional de los 500 años que criticaba. Sabemos: primero fue la plata, después el estaño, luego (con ellos) el gas, y ahora, hace algunas semanas, tuvo lugar el compromiso de enajenación del litio.
Los ciclos de cada uno de esos recursos, resaltamos: no renovables, fueron y serán cada vez más cortos, pero más corta es sin duda la visión de quienes nos gobiernan que, expertos en mentir y engañar a la opinión pública, salen ahora a marearnos la perdiz diciendo que la falta de dólares y el desplome del precio de los bonos soberanos de Bolivia se debe a que: “La crisis internacional inflacionaria, la subida de tasas de interés en la mayoría de los países y la guerra de Rusia y Ucrania –entre otras causas— provocan incertidumbre en los mercados financieros.” ¡Vaya descubrimiento!

Más allá de los cuentos:
La realidad es que nuestro país está quebrado y quebrantado. Se terminó el gas. El gobierno gasta 1,700 millones de dólares al año para subvencionar el petróleo. La ilusoria previsión de un ingreso cercano a los 2,500 millones de dólares por venta de bonos soberanos (en el presupuesto general) no tuvo en cuenta que, para empezar, NADIE considera, desde afuera, a Bolivia como un país soberano, porque se lo ve claramente arrodillado ante Cuba, Venezuela y el Castrochavismo.

En segundo lugar, sarcasmos al margen, es lógico que sólo invertirá en la compra de bonos de un país quien confíe en ese país, pero Bolivia perdió confianza internacionalmente desde que inició este gobierno, con la retórica del Golpe (negando el fraude) de 2019.
Perdió más confianza cuando el gobierno encarceló a la expresidente constitucional interina, junto a otros 200 presos políticos. Terminó de perderla cuando el mismo gobierno mandó secuestrar al gobernador electo del Departamento más rico del país, cuando profundizó el desmantelamiento de las instituciones, violó hasta el hartazgo el Estado de Derecho y dio claras señales de que manipula a su antojo la Justicia, para criminalizar y perseguir judicialmente a todos los opositores de este régimen. ¿Quién compra bonos o quién invierte en un país que no brinda la más elemental seguridad jurídica?

Tres de tres:
Este es el tercer y último artículo preanunciado, en el que venimos analizando la coyuntura política nacional, para tratar de explicar, con base en la realidad cotidiana, por qué sostenemos que la única salida posible para Bolivia está en la unificación de todos los opositores en un nuevo movimiento, ya desde ahora y con miras al 2025.

A la crisis política que habíamos venido describiendo, en los dos anteriores artículos, se suma ahora la evidencia, el hecho irrefutable (claro y distinto, diría Sartre) de que el país está en bancarrota, y ya ni el dólar se pudo seguir sosteniendo.

Quedaremos, lo mismo que con los artículos pasados, a la espera de tus gentiles comentarios, aunque fuesen adversos, que siempre enriquecen. Ahora volvemos al análisis, para tratar de “redondearlo”:

Sin pan no se puede soñar
Estaremos todos de acuerdo en que, ni el más fanático de los masistas, ni el más ideologizado de sus militantes pueden en verdad creer, en su fuero interno, que Cuba o Venezuela son los modelos a imitar o los tipos ideales a seguir…

Nadie querrá esa escasez endémica, esa austeridad obligatoria, esos niveles inflacionarios, esa falta de inversión extranjera, ese empobrecimiento crónico y esa absoluta ausencia de esperanza en que algún día, aunque sea lejano, se alcanzará el bienestar prometido. Esas crudas realidades laceran el alma al ver los rostros de venezolanos y cubanos, muy de salsa caribeña en las caderas, pero de ojos enlutados.
La ideología no te sacia el hambre, y el hecho de estar enganchado con el partido gobernante hoy no les garantiza a tus hijos la libertad para quitarse mañana de encima la bota de un opresor.

Perdieron lo que ofrecían:
Si el MAS fue capaz de sostenerse en el gobierno durante tantos años, además del inocultable sistema de fraude montado, por supuesto en primer término, fue también porque la economía nacional traía estabilidad y cierto grado de prosperidad para algunos sectores. ¡Claro!: la estabilidad propia de quien tiene sus dos “productos estrella” muy bien cotizados en el mercado internacional: la droga y el gas.

Hoy se vislumbran densos nubarrones en el horizonte económico: la contracción y eventual recesión, producto de la falta de divisas y de una inversión extranjera auténtica, peligrosamente unida a un previsible proceso inflacionario, originado por la desconfianza y la especulación interna, puede sumirnos en una situación por demás complicada.

Tilín, el que, se supone, era el autor de aquella estabilidad (hoy reconocemos, ficticia) no pudo sostenerla como presidente, lo que comprueba que el MAS no tiene la receta mágica para resolver este problema. Por eso prepara la más radical represión: palo al que se queje y cárcel al que proteste (Proyectos del Ley N° 280 y N°305).

Un Estado devastado, que nos tocará reconstruir:
La economía, que es el gran tema de la semana, con el que hemos decidido iniciar esta nota, viene a ser apenas la punta del iceberg (¡Vaya triste y paradójico papel que le tocó desempeñar a lo que otrora tiempo se identificaba como “la infraestructura” en la representación tópica marxista!: Lo que se supone, está en la base, es lo que hoy aflora a la superficie).

En rigor tenemos una nación a la que se ha querido robar la identidad, pulverizándola disqué en 35 naciones; se le ha quitado una bandera para darle tres; se ha enfrentado radicalmente a los hermanos mestizos, originarios y criollos; se ha identificado a todo el Estado Nacional con un solo partido; se ha desbaratado la independencia de los Poderes del Estado, para que toda la estructura esté al servicio de una ideología sesentera; se manipula y encubre, con la fachada de esa ideología izquierdista, el más salvaje proyecto imperialista, capitalista familiar, corrupto y de Estado, concentrador de riqueza y poder en manos de cinco gatos.

No hablamos de un “Frente Electoral”:
Es imprescindible reconocer que una de las causas por las que estamos hoy como estamos es la dispersión del voto opositor, amén del padrón electoral amañado, los muertos sufragantes, la sobrerrepresentación electoral del campo vs. la ciudad, la falta de control ciudadano de los procesos electorales, los algoritmos no auditados y una larga lista de etcéteras.

Sin embargo, entre lo que podríamos haber cambiado con éxito los ciudadanos y no lo hicimos, destaca la pasividad frente a los líderes mesiánicos que juran estar a la altura de las circunstancias y juran tener el respaldo suficiente para no bajar sus candidaturas y seguir dividiendo a la oposición.

Por eso, cuando hablamos de la URGENCIA de unir a la oposición ahora, no nos referimos a crear un “frente electoral” reuniendo a los eternos candidatos frustrados y frustrantes de la oposición.

Nuestro concepto de unidad engloba pero trasciende el ámbito electoral: hablamos de la creación de un movimiento que tenga la capacidad para analizar profundamente la realidad nacional, desde diversas perspectivas, en el complejo contexto internacional actual. Un movimiento que, con base en ese análisis multidisciplinario, sea capaz de entender y articular las necesidades y demandas de los diversos sectores de la población que están cansados de esta dictadura y combinar su resolución en un proyecto de país pluralista y profundamente democrático, que empiece por replantearse la función del Estado y en consecuencia, la adecuación de su estructura; que inicie un proceso de restauración nacional sobre bases éticas, justas, solidarias y subsidiarias para lograr la buena gobernanza.

El MAS fue varias veces vencido:
Habida cuenta de que al MASISMO se le ha ganado reiteradas veces en la calle y también en las urnas (en 2016, el 21-F, y en 2019, el 20 de octubre, por eso tuvo que apelar a un descomunal fraude) es necesario definir una estrategia de poder que apunte, electoralmente, al triunfo en una primera vuelta, y no en una alianza de segunda vuelta detrás de la primera minoría, que fragmenta la obtención de escaños en ambas cámaras e impedirá luego la gobernabilidad.
Queda mucho por decir, pero ya nos extendimos demasiado, así que nos encontraremos en otros artículos, probablemente ya sin seudónimo. Espero tus comentarios. Un abrazo y que Dios nos bendiga.

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Fuente: Agustín Zambrana en El Bunker