Vivimos el prodigio de un Régimen que persigue por igual a maestros y a cambistas. Que está logrando la maravilla de poner en su contra a los grandes inversores y a los pequeños ahorristas. Que viene forjando una mala voluntad de proporciones tan inéditas, que abarca a sus militantes radicales y a sus opositores enconados.
Sin embargo, el milagro principal, es su tenacidad para no ver que el común de la gente necesita estabilidad (Económica y Política). Que, en realidad, sólo tiene un verdadero enemigo: el temerario que busca ser Presidente a cualquier costo…
No hay nadie en un momento como este que no quiera que al Gobierno le vaya bien. Bueno, casi nadie, en efecto…
Fuente: Roberto Barbery Anaya.