Nació en una aldea perdida de la Misericordia, que no olvidó nunca, porque dijo que era lo más cercano que vio al Paraíso. Luego cuenta que conoció literalmente el Infierno, del que ya no saldría nunca, cuando tuvo que ingresar a la escuela…
Buscó ser una especie de expatriado de la Historia, y lo consiguió, no sin tropezarse antes en los nacionalismos, que siempre acusan de fascistas a los nacionalismos, con toda razón…
Buscó ser una especie de «caído del tiempo», y lo consiguió, no sin tropezarse en forma recurrente con la necesidad de almorzar gratis en el comedor universitario, hasta que le suspendieron la matrícula, cuando cumplió cuarenta años…
Primero escribió en rumano y luego en francés. Sufrió la perfección de sus textos porque dijo que no se habita una patria, se habita un lenguaje, y que ese peregrinar tiene por compañía la soledad, que no nos enseña a estar solos, sino a comprender que somos únicos – “Cada uno vive con absoluta intensidad su nulidad y su mérito”
Temía a todos los creyentes, ya sean de utopías celestiales o de paraísos terrenales – decía que también el diablo retrocedía espantado frente a aquel que se agita a nombre de una Verdad, “Su” Verdad.
No tenía fe en nada, salvo en Bach. Hoy, inclusive tiene creyentes, y en varias lenguas…
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(Ese maldito yo)
Como la lectura no discrimina casi a nadie, resolví leer a Cioran por mi cuenta. Sin los comentarios impertinentes de José María Barbieri. Pero el entendimiento no es tan pluralista: discrimina…
El caso es que me encontré con un texto que, implacablemente, no entiendo. Creo que propone una idea impertinente: al parecer, sugiere que Adán se fue del Paraíso deliberadamente…
Planteadas así las cosas, decidí volver al Café de siempre, resignado a confundirme aún más con el humor intempestivo de Barbieri. Comparto nuestro diálogo.
(Yo) ¿Usted se iría deliberadamente del Paraíso?
(José María) Claro, ya lo hice, y vos también…
(Yo) ¿Cómo es eso?
(José María) Bueno, el texto que te perturba de Cioran, dice que se va de Ibiza, igual que Adán del Paraíso, ¿no?
(Yo) Sí, pero no entiendo…
(José María) Lo que quiere decir es que en la maravillosa Ibiza encuentra un éxtasis que lo disuelve en la plenitud del Infinito, porque ya no lo perturba nada… En otras palabras, que corre el riesgo de no existir ante la falta de incertidumbres (que corre el riesgo de no ser más un roedor nervioso en el Universo), reintegrándose así en la Perfección…
Ante ese “peligro”, Cioran prefiere volver a su vida miserable, igual que Adán se va del Paraíso…
(Yo) ¿Prefiere volver a su vida miserable?
(José María) Claro, porque la otra alternativa es no existir. Uno de los libros de Cioran se llama “Ese maldito yo”, ¿no?
En fin… Creo recordar que el texto que te perturba concluye así: “El yo se disuelve en el Paraíso o en todo aquello que se le parezca. Tal vez fue para “salvarse” por lo que Adán hizo lo que hizo. Temía su ruina por “felicidad””.
(Yo) ¿Y cuándo me fui yo del Edén?
(José María) No sé, pero es indudable que estás aquí. Que tu maldito yo existe. Inclusive nos vimos el otro día en la cola del Banco Central, ¿no?
Fuente: Roberto Barbery Anaya.