El régimen de Luis Arce, el movimiento al Socialismo (MAS) y la economía de Bolivia se hunden con cada día que pasa. Los hechos que permiten afirmar esto son tantos, que en realidad resulta muy difícil no reconocerlo como una auténtica crisis en ciernes, por mucho que el régimen se esfuerce en decir lo contrario, pero veamos solamente algunos de los elementos más relevantes y recientes.
Persiste la escasez de combustibles
No hay que olvidar en esta etapa de la crisis en la que Bolivia está sumida, comenzó a inicios de enero, cuando se observaron largas filas en varias estaciones de combustible de las principales ciudades del país, y más aún de los polos de crecimiento y desarrollo de El Alto y Santa Cruz, sobre todo de vehículos que requieren de diésel para trabajar.
La explicación ante la falta de combustibles se encontraría ya no sólo en la falta de capacidad de producciónde Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos (YPFB), sino en la falta de liquidez para pagar por la importación de líquidos para tratar de abastecer la demanda.
Pues, luego de que hubiera relativa normalidad en el abastecimiento de combustibles desde entonces, y aunque con el establecimiento de cupos de consumo, la escasez ha vuelto a agravarse recientemente. No sólo es que ahora vuelven a observarse largas filas en busca de diésel y gasolina en las principales ciudades del país, sino que ahora aquellos quienes más requieren de diésel, como los productores soyeros del oriente del país, han decidido bloquear distintos tramos de las principales carreteras del país, como la que conecta Santa Cruz con Cochabamba, y Chile con Brasil, con todo lo que aquello implica.
El empresariado agrícola y agropecuario del oriente del país se viene pronunciando frecuentemente al respecto, pero el régimen de Arce hace oídos sordos, y prefiere concentrarse en escándalos que presume que puede controlar con mayor facilidad, y del que además pretende obtener réditos políticos, como la caída del Banco Fassil.
También persiste el corralito de depósitos en dólares
También persiste la escasez de dólares en el país, y comienza a afectar al sistema bancario y financiero.
Uno de los principales elementos que apunta a una crisis en el sector es el hecho de que los motivos por los que la ASFI decidió intervenir todavía no son suficientemente claros, aunque se hablar de una maquinaria de esquemas piramidales y lavado de activos -sobre todo inmobiliarios- de considerables proporciones, pero que habría financiado al Gobierno a través del Tesoro General del Estado con $28 millones invertidos en Bonos Soberanos con vencimiento en 2027.
Lo último a lo que el régimen se ha atrevido hacer es apuntar nuevamente contra el Gobierno de la ex presidenta Jeanine Áñez, temporada en que se habría aprobado una capitalización indebida, pero lo que también se sabe es que Fassil se capitalizó de la misma manera en varias oportunidades y al menos desde 2011, cada año.
Claramente, el caso de Fassil está siendo utilizado políticamente para iniciar una nueva cacería de brujas contra todos quienes sea posible en la capital oriental, bastión de la oposición tanto de Arce como de Morales y el conjunto del Movimiento al Socialismo (MAS).
Crisis en la aerolínea estatal
Al mismo tiempo, como todo régimen que sufre una implosión o comienza a desmoronarse, Boliviana de Aviación (BoA), una de las empresas estatales fundadas a tan solo unos meses de Morales luego de alcanzar el poder en 2006, ha entrado en crisis.
BoA viene arrastrando serios problemas al menos desde 2019, cuando Morales promulgó una serie de decretos que incluyó la inyección de un capital de $17.5 millones para salvar la aerolínea.
Sin embargo, de poco o nada ha servido, pues, además de las demoras permanentes a las que el público está obligado a aguantar debido a que se trata de una empresa estatal monopólica sin incentivo alguno de competencia, siendo que además es subvencionada. Desde 2014 protagonizó al menos 11 incidentes serios, que involucran fallas mecánicas, aterrizajes de emergencia y hasta la pérdida de mascotas, y solamente en las últimas dos semanas se han registrado otros tres incidentes.
Aunque, desde luego, no existía expectativa alguna, el ministro de Obras Públicas, Edgar Montaño, fue interpelado en la Asamblea Legislativaluego de casi un año de insistentes pedidos de informes por parte de más de una decena de parlamentarios opositores. Dicha interpelación no quedó en nada más que la manera en que se encubre la falta de responsabilidad del ministro para el momento en que -esperemos que nunca- suceda alguna tragedia.
La preocupación en el conjunto de la ciudadanía se manifiesta de manera muy recurrente en las redes sociales, sobre todo de usuarios que reclaman y manifiestan su frustración por los problemas cada vez más serios que arrastra la aerolínea estatal, de la misma manera en que le sucedió al propio Arce Catacora cuando era ministro en 2019. Hoy Arce viaja en el avión presidencial, pero los problemas en BoA persisten y se agravan.
Se consuma la estatización de las jubilaciones
Ante la falta de financiamiento, el régimen de Arce finalmente ha logrado estatizar la administración de los fondos de pensión y retornar al antiguo, corrupto e inherentemente en bancarrota sistema de reparto. Habiendo creado para ello la Gestora Pública, la ciudadanía tiene más preguntas que respuestas, pues hasta el momento los aportantes no tienen acceso al detalle de la acumulación de sus pensiones ni su rentabilidad, mucho menos se tiene conocimiento sobre las nuevas inversiones que se estaría realizando con esos recursos.
Esto podría, eventualmente, convertirse en uno de los problemas más grandes con los cuales Arce tendría que lidiar, dado que se suma, además, a los problemas que el Banco Fassil ilustra solamente como la punta del iceberg y aquello en lo que terminaría degenerando la crisis de depósitos en dólares y corralito de depósitos, que es en lo que realmente se traduce, pero sobre lo que todavía nadie se ha atrevido a poner el cascabel al gato, probablemente por el temor a represalias por parte del régimen.
Corrupción galopante
Por si fuera poca tela por cortar hasta aquí, recientemente se revelaron dos nuevos escándalos de corrupción en el régimen de Arce.
Uno fue protagonizado por el propio Arce. La anterior semana, en un acto público, el mandatario entregó un vehículo robado en Chile a los dirigentes del Consejo Nacional de Ayllus y Markas del Qullasuyu (Conamaq).
Luego de que se descubriera el hecho, el régimen de Arce no tuvo mayor reparo en culpar a Chile por no tener la capacidad de cuidar sus vehículos, que son robados. Verdaderamente insólito.
El segundo fue otro multimillonario caso, esta vez en el ministerio de Medio Ambiente y Aguas. Juan Santos Cruz, hoy exministro y ex dirigente de la Confederación Sindical Única de Trabajadores Campesinos de Bolivia (CSUTCB), fue detenido esta semana por el delito de legitimación de ganancias ilícitas o por haber recibido al menos Bs 19 millones (2,8 millones de dólares) producto de sobornos que exigió a las empresas que se adjudicaron proyectos de construcción en distintos departamentos del país.
Para ilustrar la magnitud de este nuevo escandaloso caso de corrupción, Santos ha manejado al menos 60 cuentas bancarias para sus operaciones, y ha involucrado a al menos 10 de sus familiares en sus operaciones, entre las cuales llama la atención el hecho de que hubiera tenido la capacidad de comprar cinco casas pagadas en un solo día con dinero en efectivo.
Además, entre las denuncias destaca el hecho de que muchas de las operaciones eran realizadas en el piso 18 de la Casa Grande del Pueblo, desde donde gobierna Arce, algo que ha reprochado el mismo Evo Morales.
Con esto, Santos ya es el cuarto ministro de Arce que es destituido o que es obligado a dimitir al cargo por corrupción.
El MAS retira su apoyo a Arce
Finalmente, en medio de la crisis no solo del país, sino del propio partido de gobierno, que sufre de pugnas de poder a partir del monumental fraude cometido por Morales en 2019, el MAS ha decidido retirar su apoyo político a Arce.
Gerardo García, vicepresidente del partido socialista, ha dicho que fue un error haberlo elegido como jefe de Estado por haberse «derechizado«, y además remató: «El Mallku (Felipe Quispe) decía, no hay que confiar en un k’ara, un k’ara (persona de raza blanca) siempre te va a traicionar a la media vuelta. Habíamos confiado por ser un buen economista, un buen administrador del país, pero nuestro presidente Luis Arce parece que ha nacido para ser mandado y no para mandar en el país».
Columna originalmente publicada en La Gaceta de la Iberosfera, el 18 de mayo de 2023.