Distopía septembrina

Entonces los cruceños, que antes se enorgullecían de contar hacia atrás la mayor cantidad de apellidos cambas, de pronto empezaron a masticar coca y a dejar que se marchite la flor del patujú, a cambiar su modo de hablar y a escarbar entre sus antepasados algo quechua o aymara que los legitime y valide ante el poder establecido para poder ser considerados bolivianos, para tener derechos, para no perderlo todo.

Cuando la utopía de algunos es la distopía de otros.



Fuente: Leonardo Leigue U.