Para memoriosos:

En 2006, cuando se estuvo meses discutiendo el reglamento de debates de la Asamblea Constituyente, la oposición logró imponer, desde los cabildos en Santa Cruz, que la futura CPE se apruebe por 2/3.

En 2007 se aprobó la nueva CPE propuesta desde los informes de mayoría del MAS con los 2/3 (de los presentes) proporcionados por Unidad Nacional (léase Doria Medina). Es decir, los 2/3 en manos de políticos les sirvió de poco o nada a quienes fervorosamente fueron a los cabildos.

Frente a esto, en 2008, la fuerza de la consolidada «media luna» con la asesoría política del CONALDE (prefectos y líderes cívicos), inició la estrategia de hacer aprobar estatutos a través de referéndums departamentales. El movimiento estaba en su máximo grado de acumulación política y apoyo popular en las regiones, nada menos que en plena primavera Evista.



Pero la decisión política de un aliado (Tuto) los devolvió a la realidad, donde no sirvieron los paros cívicos ni cabildos multitudinarios: el referéndum revocatorio de agosto 2008 dio el 67% de apoyo a Evo Morales. Cuando se dieron cuenta que ni los 2/3 ni el amplio apoyo popular regional les sirvía para imponer lo que querían, se lanzaron a una asonada de asaltos y saqueos de instituciones públicas y privadas acusadas de «masistas», fue la época de los «traidores de Santa Cruz». Lo que vino después es historia conocida.

En 2019 un paro de 21 días, más múltiples protestas que cuestionaron los resultados de las elecciones generales (irregularidades/fraude) forzaron la salida de Evo e hizo posible el acceso al poder de la senadora Jeanine Añez, que tuvo el apoyo para hacerse responsable de la pacificación y la convocatoria a elecciones. Pero rápidamente mostraron el pelo, su gobierno es responsable de la detención de casi 2000 personas por el solo hecho de ser del MAS, más de 30 muertos en protestas sociales, pésima administración de la pandemia, casos de corrupción, etc. Es decir la acumulación social y política de los «21 días» se la rifó un grupo político que nada tenía que ver con aquella lucha e hizo cosas que nadie les mandó.

Una conclusión pequeña de esta desordenada reseña histórica es que la abrogación de cualquier norma que se ponga por delante o la reposición de los 2/3 no soluciona el problema que es más estructural de la clase política, y que no se resuelve con normas (aprobadas o abrogadas), lo que nos pasó es prueba de ello.

Sea el MAS (digamos 2014-2019), los gobiernos anteriores al MAS y el gobierno de transición de Añez nos enseñan que son lo mismo: quien sube tratará de reventar al otro, no darle nada, pasarlo por arriba y quien está abajo le hará la vida imposible al oficialismo, le hará campaña todos los días deformando lo que haga, criticando destructivamente y así en un círculo que nunca acaba.

Por tanto, aunque nos flagelemos en decenas de días de paro y se logre todo y más de lo que se propone normativamente, el problema no se resolverá, aunque nos lo creamos, menos ahorcando al pueblo trabajador en medidas que ya a este punto rayan de antidemocráticas y dictatorales, con las disculpas del caso al pueblo movilizado.

Leonardo Tamburini