Neoscurantismo

Umberto Eco en un delicioso ensayo planteaba -con algunas interrogantes- si, a partir de ciertas características sociales, nos encontraríamos en los albores de una nueva Edad Media. Lo cierto es que han transcurrido más de cuarenta años de su escrito y, considerando ciertas realidades locales, guardando las diferencias obvias y las observaciones de los literalistas, me animo a comulgar con su presunción.

Y como no, acaso no estamos evidenciando el socavamiento sistemático del laicismo ilustrado, racionalista y liberal?

Acaso no estamos padeciendo una crisis institucional sin precedentes, en las que los mandamases de turno, traicionando los fines primigenios, las convierten en feudos al servicio de sus baronías disolutas para vivir -así sea un instante- ante la mirada casi agradecida de las víctimas sistemáticamente por ellos pauperizadas, con la opulencia de un Rajá?



Acaso no hay un desprecio manifiesto expresado en intolerancia furiosa y en vigorosas diatribas (hasta chistosas si no fuera dramático) en contra de las ideas, de derechos fundamentales y del simbolismo de los valores occidentales?

Acaso no hay una trivialización de los deberes y responsabilidades de los gobernantes e incertidumbre de nuestros derechos, los de los ciudadanos de la gleba?

Acaso no hay un surgimiento de minorías radicalizadas que traen nuevas viejas costumbres y supuestas visiones precolombinas del mundo, rechazando la integración armonizada y promoviendo y aprovechando de manera funcional ciertos privilegios basados en supuestos derechos naturales, pero siempre espurios?

Acaso no vivimos al acecho de bandoleros disfrazados de nómadas mendicantes, pero que casi siempre son mercenarios al servicio de un poder promiscuo, vendidos al mejor postor para recibir como paga el botín (llámese tierras, renta, hacienda, en fin bienes) extirpado a la fuerza o con la connivencia judicial, a la víctima de turno?

Acaso no estamos en una tensa inquietud, zozobra, con nuestra paz amenazada por la sensación de incertidumbre sobre el futuro inmediato? (no será el fin del mundo que propiciaban los milenaristas, pero la promesa del ideal Masista, que es convertirnos en Cuba, es lo mismo y es igual).

La principal diferencia con el pasado, es que entonces se ingresó a la Edad Media, en cambio ahora, nos están “ingresando” de manera premeditada, como si fuera nuestro destino manifiesto, a un periodo que los historiadores del futuro, con justa razón podrían denominar como el Boliviano. Lo sé, hasta pudiera ser una tautología.




Fuente: Leonardo Leigue U.