Help!

Nada mas proliferante y casi al ritmo de propagación del virus que los pedidos de solidaridad para socorrer en los gastos y estipendios emergentes de las curaciones ocasionadas por la implacable peste.

Nada mas solidario, cooperacionista ( no cooperativista, por favor) eficiente y movilizador que las técnicas de crowd funding via QR que la sociedad cruceña compadecida, caritativa y empática pone en funcionamiento para colaborar al desvalido agonizante (y otras ni tan desvalido ni tan agonizante) que requiere de los fondos para sobrevivir al desastre.

Sin embargo, vale la pena hacer algunas consideraciones. Todas las donaciones o “colaboraciones” se realizan a fondo perdido. Por otro lado hay quienes incluso están atentos para detectar “quien no puso” entre el círculo de los mas allegados o señalar al “ricachón” conocido pero no tan allegado que dejó en “visto” la solicitud y miró para otro lado. Toman nota, no crea que no.



Ahora la otra parte. Tenga en cuenta que todos podemos enfermar. Pero no tiene la misma categoría de imperativo moral el ayudar a quien tiene la vacuna que a quien no la tiene. Si no quiso ayudarse a si mismo, no espere la actitud contraria del prójimo como si fuera obligación. Lo mismo si irresponsablemente pagó la banda para el carnaval ( sería el colmo)

Si usted enfermó y movilizo a todas las fuerzas vivas del departamento que gustosamente colaboraron y sobrevivió al entubado y a la cuenta y siente que necesita irse de vacaciones para iniciar su “segunda vida”; no se jacte en facebook subiendo fotos si va a Bora Bora o a Mar del Plata porque abundan los malpensados ( o bien pensados) que creen que les han tomado el pelo. Que se fueron al mar con lo que dejaron de gastar gracias a los comedidos compadecidos o con lo que sobró de la recaudación. Es un tema de sentido común y de coherencia.

También se recomienda no hacer cadenas de solidaridad si tiene un Audi en la puerta, se ve mal.

Si usted tiene recursos o un buen seguro por el amor de Dios, no mande organizar ni colectas, ni pedidos ni kermesses ni rifas. Deje que lo haga quien realmente lo necesita. Que lo haga quien su vida depende de la colaboración del resto. No perjudique el sistema, protéjalo. Como diría el hermano Pablo, este es un mensaje a la conciencia. Nadie conoce la realidad del vecino, pero también cada vecino debe tener consideraciones morales con la generosidad ajena.

Alfredo Leigue