Crear Comunidades

Es probable que nunca en tu vida hayas escuchado nada acerca de un muchacho llamado Alexandre Borba, o GAULES como es conocido. Si no lo hiciste es porque Gaules es el mayor streamer de una islita llamada Brasil, bueno también es el segundo mayor del mundo pero antes de explicar la locura que logró Gaules y tu “tribu” voy a hablar un poco de su presente y pasado.

En Twitch Gaules tiene actualmente más de 3 millones de seguidores. De los cuáles más de 50 mil pagan USD 4.99 a cada mes para recibir contenidos y beneficios exclusivos. Para hacerla corta: Hay más gente pagando a un tipo para hablar mierda mientras juega su PC que pagando para recibir el contenido premium del mayor periodico de tu país. Sin contar con sus inumeros auspicios, en el última filtración de pagos de Twitch Gaules ya facturaba más de 2.8 millones de dólares año.

Hoy además del auspicio de muchas marcas también tiene derechos para transmitir legalmente desde su casita los mayores torneos globales de e-sports, los partidos de la NBA, carreras y también de diferentes eventos del fútbol.



Gaules es un monstruo mejor pagado que la mayoría de los CEO’s de las empresas de tu país y un medio de comunicación más relevante aún cuando no es un canal en la tele o un gran estudio de producción. Hablemos un poco de cómo logró hacer todo eso.

El 2017 Gaules descubrió que su novia de años le estaba poniendo los cuernos con su socio y mejor amigo e intentó matarse. De la noche a la mañana se quedó sin chica, sin plata y sin saber qué hacer de su vida. Estaba gordo, depresivo, pobre y con una compu de mierda en su mini departamento.

Guales vivia una depresión profunda y para literalmente no intentar matarse nuevamente comenzó a streamear en vivo durante las madrugadas, el momento donde se sentía más solo y deprimido. Eso le permitió a encontrar y descubrir que había mucha gente que como él no podía dormir, que se sentían solas y que les gustaba los video juegos. En más de una ocasión llegó a streamear por más de 24h sin parar.

Gaules era completamente transparente con sus pocos seguidores acerca de cómo se sentía e incluso les pedía donaciones para poder pagar sus idas al psquiatra o para comprar comida. (Todo lo opuesto a mostrar una vida perfecta).

Gaules no era el típico streamer que te enseñaba qué hacer como un profesor o que comentaba qué hacía como un locutor de partido. Gaules era el amigo que no tenías, era el amigo con el que hablabas de chicas, de una película o te reías de cualquier cosa MIENTRAS jugabas un video juego.

Todas las madrugadas Gaules estaba allá con su PC de mierda, con una webcam de mierda y sin ninguna decoración de fondo haciendo que un montón de desconocidos se sintieran parte de algo. Los video juegos eran lo de menos, eran la excusa o a lo mucho el medio. En menos de dos años la Tribu de Gaules reunía millones de personas todos los días. Superando las 100.000 personas conectadas en vivo en su “tribonera”, el estádio virtual que se inventó.

Pero ¿Sabes qué cambió cuando él se hizo millonario y famoso? Nada. Gaules seguía streameando en las noches de navidad y con la misma cercanía de siempre. Decía que no podía abandonar la gente e irse de fiesta y abandonar a la gente que aún se sentía sola en la madrugada. De hecho pasó a ayudar más que nunca. Se conocé que Gaules pagó la universidad, computadoras e hizo inúmeras donaciones a la caridad y tribu. La comunidad más increíble que haya visto.

Su tribu que es conformada por millones de personas es un de los lugares más sanos de internet. Algo aparentamente imposible. En el grupo en Facebook es común ver como personas donan las piezas de sus computadoras a completos desconocidos:

O cómo comparten sus victorias y la realización de sus sueños:

Lo que hizo Gaules es increíble y debería ser un caso de estudio documentado para que las empresas e celebridades entendieran el verdadero valor y qué significa crear una comunidad orgánica, pero esos son solo algunos pensamientos iniciales.

Pero antes de irme me despido con una imágen que vale más de mil de mis palabras:

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Fuente: Amples Regiani – Pensamientos iniciales