La prostitución de la marca personal.

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Mucho se habla acerca de la importancia de tener una marca personal, algunos “expertos” incluso recomiendan que todos deberíamos desarrollar una. Te guste o no, la verdad es que todos tenemos marcas personales y de la misma manera que hay marcas con campañas increíbles también hay personas cuyas marcas personales son tan bien manejadas como las de una tiendita de barrio. Y no pasa nada, no hay nada de malo con las tiendas de barrio.

Pero antes de seguir pensando en el tema, llamemos las cosas por su nombre. Marca Personal es la versión marketera para Reputación. Del diccionario: Opinión, idea o concepto que la gente tiene sobre una persona o una cosa.

Se trata de la imagen mental que los demás tienen de nosotros y de cómo perciben nuestras habilidades y competencias. Subir tres contenidos a la semana en Tiktok hablando sobre un tema que te gusta no necesariamente lo es. Infelizmente (justamente la gente más joven) confunde las dos cosas y pasan a tomar consejos de personas que no tienen ninguna reputación, solo seguidores.



De emprendedores que no emprenden, marketeros digitales que no hacen campañas de marketing, expertos sin expertisse.

Si eres un mentiroso, finges saber o simplemente no hay consistencia entre lo que dices y lo que haces, tu marca personal se va a caer, no importa lo bueno que seas manejando tus redes.

El caso del Master Muñoz que fue ‘desenmascarado’ por el anticapitalista y filósofo Diego Ruzzarin, que luego también se ‘autodesenmascaró’ con una campaña para promocionar nada más burgués que ‘joyas católicas’ son ejemplos perfectos:

El “Master” se hizo rico vendiendo cursos de cómo hacerse rico. Diego se hizo aún más rico criticando el sistema que lo hizo rico. No tengo nada contra de los joyeros, de los vende cursos o del capitalismo, pero tengo todo en conta del doble discurso. Diego no cambió de parecer con relación a su visión política / económica. Seguirá con su charla anticapitalista mientras vende joyas. Joyas que siquiera utiliza en sus videos.

En el caso de ambos, cuando el discurso ya no era compatible con sus acciones, la reputación de ellos fue la que sufrió el golpe. Porque la reputación no se construye con las cosas que dices que vas a hacer, son las cosas que haces que van sumando granito por granito. Y por eso, es importante no solo construirla como cuidarla.

Tu reputación es la que hablará por ti cuando no estés presente. Antes de que te contraten, antes de que te propongan una sociedad, antes incluso de que te acepten una cita. Allá va a estar tu ‘récord’ de acciones influenciando en la decisión de los demás.

¿Quieres construir tu reputación? No hay ningún truco. No necesitas un logo o una fanpage.

  • Sé fiel a ti mismo y tus ideales.

  • Sé consistente en cómo te presentas en línea y fuera de línea.

  • Interactúa con tu público objetivo y construye relaciones.

  • Proporciona valor y comparte tus experiencias.

  • Sé auténtico y transparente.

Creo que si haces bien las cosas y te arriesgas públicamente poniendo en práctica las cosas que dices por un largo periodo de tiempo, eventualmente tendrás una gran reputación, pero estos son solo algunos de mis pensamientos iniciales.

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Fuente: Amples Regiani – Pensamientos iniciales