PARA ENRIQUECER EL DEBATE SALARIAL

El empresario debe pagarle el 25% de las utilidades al Estado para que lo redistribuya. La lógica mandaría que el Estado se interesaría en aumentar la productividad de las empresas para que generen más utilidades para recibir. La práctica es lo opuesto.

El empresario puede pagarles hasta el 25% de las utilidades en primas a los trabajadores. La lógica mandaría que los trabajadores se interesarían en aumentar la productividad de las empresas para que generen más utilidades para recibir. La práctica es lo opuesto.

Cuando se sube el salario, no sólo impacta “pa delante” si no que aumenta los costos de años pasados que en teoría ya debieran ser “caso cerrado” pues las indemnizaciones se calculan sobre los últimos 3 meses del trabajador, es decir, que si ganaba 1.000 en el mes 1 y se hizo la cuenta de previsión (usaremos un número sencillo de 10% por motivos de graficar el cálculo)… en el primer año se le “guardó” 100 pesos.
Si 20 años después las subidas salariales hace que ese año gane (por decir) 3000 pesos por mes, ese año se le “guardaron” 300 pesos… ¿de dónde se saca para que se “nivele” los 100 pesos del año 1 con los 300 pesos del año 20? Porque en la liquidación hay que pagar 1 salario por año de antigüedad, pero no del valor que ganaba entonces, si no ahora.



Esta paradoja es subestimada muchas veces, porque lo que expresa es que NO SABÉS CUÁNTO TE CUESTA LA MANO DE OBRA PORQUE NO SABÉS HOY CUÁNTO SERÁ EL SUELDO EN EL FUTURO DEL TRABAJADOR PARA LIQUIDARLO.

Y para aumentar al debate… suena excelente compartir las ganancias de la empresa con “el pueblo” (a través del Estado) y con los trabajadores a través de las primas, suena muy, pero muy cristiano… pero si queremos ser justos de verdad, por principio de reciprocidad, cuando la empresa pierda plata (como en una pandemia, por ejemplo), ¿no debieran el Estado y los trabajadores compartir las pérdidas también y en lugar de sangrar la empresa, poner su parte también en igualdad y proporción que sacan cuando sobra?

No faltará los “supremasistas morales” que intentarán justificar LA LEY DEL EMBUDO y que si a una empresa le va bien es por el esfuerzo de sus trabajadores, pero si le va mal es por culpa del empresario y es este quien debe perder lo que invirtió. Pero lo más “folclórico” de todo, es que los grandes discurseadores en su vida han tenido la capacidad de generar una empresa y trabajos dignos, o serán esos sindicalistas que viven hace años de sangrar a sus compañeros, en ambos casos son una tropa de zánganos y parásitos.

Y aún mantengo una duda existencial, ¿el Estado trata a sus empleados como trabajadores dignos o los tiene como sirvientes de la politiquería? ¿Acaso el Estado no bota a trabajares “como a perros” por no ser de un partido político o por no abotonar su cuota al partido? 🤔

Ya va siendo hora que el debate vuelva a la profundidad que se precisa, y no a simples arengas de agitadores políticos trasnochados en sueños de socialismo comunitarista… que una vez más demuestra que los zurdos manejan la retórica muy bien, pero no pasan de ser buenos trovadores, y como dice el taquirari “¿acaso con canciones nos van a mantener?”

shalom aleichem

Rolando Schrupp