(Liberales)

Los franceses son buenos escritores, pero malos revolucionarios. Por eso nos han legado revoluciones incompletas. La prueba está en el siguiente pasaje de Cioran:

“Mire, durante la insurrección de 1968, como vivo delante del teatro del Odéon, iba con frecuencia a oír los discursos y los estudiantes decían todo el tiempo: “Pero, ¿por qué no vienen a hablar nuestros camaradas obreros?” Entonces un tipo dijo: “Nuestros camaradas obreros no quieren venir a hablar en público, porque les da miedo cometer faltas”. Por tanto, el uso de la lengua se ha convertido como en un absoluto. En la historia de la humanidad es verdaderamente un caso único.”

Al parecer, no tienen la sutileza de los totalitarismos políticos – carecen de genio soviético para diseñar campos de concentración…



Fuente: Roberto Barbery Anaya.