Aguafiestas

Pese a que el 24 de septiembre es el cumpleaños de Santa Cruz, que coincide con el nacimiento de la primavera y que debería ser motivo de regocijo y celebración, desde que está el MAS en el poder se ha vuelto un día muy amargo para los que viven y aman esta tierra, como corresponde a cualquier individuo bien nacido.

Desde entonces, los jerarcas del MAS acuden a Santa Cruz para aguarnos la fiesta y lo hacen del modo más torpe, agresivo y provocador. Se portan insultantes, hirientes y ofensivos incluso contra la fe religiosa que profesa la mayoría de los habitantes.

Recordemos que cada vez que se celebra la misa de acción de gracias en la catedral cruceña, uno de los momentos más solemnes de la fecha, los masistas organizan sus quemazones, sus ofrendas a la pachamama y otros ritos ruidosos, justo a la misma hora y en las puertas del templo. Lo han hecho muchas veces, con el patrocinio de altas autoridades gubernamentales cuyo propósito es justamente burlarse de nosotros, humillarnos y hacer una demostración de odio y resentimiento.



Ocurrió también, que en el acto principal de la efemérides, el gobierno prohibió expresamente el izamiento de la bandera cruceña, tampoco dejaron que se cante el himno cruceño y justo el año pasado, el santurrón del vicepresidente David Choquehuanca, que supuestamente es un hombre de paz y de conciliación se portó ladino al montar un show con la whipala, un símbolo que para los cruceños representa numerosos hechos dolorosos, como la toma de tierras, los cercos, la muerte, el encarcelamiento y la persecución que sistemáticamente ha ejercido el régimen desde 2006 en el departamento.

La gente del MAS nunca ha venido en son de paz a Santa Cruz. Ellos fueron los que declararon enemiga a la región y le iniciaron la guerra, pues la lógica política del denominado “proceso de cambio” es el divisionismo, la discordia y en ese sentido, los cruceños son los adversarios perfectos de los que intentan destruir la libertad, aniquilar la propiedad y sentar las bases de una dictadura, modelo que no tiene cabida en estas tierras, a diferencia de lo que ocurre en occidente, donde están acostumbrados a los jilacatas, a los mallkus, a los caudillos sindicales y toda una serie de bribones que no hacen más que atrasar a sus propios pueblos.

Pese a que Luis Arce prometió cambiar las cosas cuando asumió el poder, lamentablemente sigue en las mismas. Para él, Santa Cruz no cuenta, así de literal, y por eso se niega a realizar el censo. Por eso manda a sus pandilleros, a sus ministros vándalos y a su alcalde comprado a sembrar el terrorismo y a buscar cómo sacarnos de quicio para justificar algún plan macabro que anida en su mente.

Santa Cruz demuestra todos los días que es un departamento de gente hospitalaria. Aquí vienen personas de todos lados a trabajar y progresar, pero nunca hemos sido cotudos ni indignos como para aguantar callados todas las bajezas que cometen algunos a nombre de esa amabilidad. ppdRtv

Fuente: Eduardo Bowles