Un conciencia cívica tranquila

UNA
CONCIENCIA
CÍVICA TRANQUILA,
puede ser más valiosa que el recibo
del cajero.

– ¡ESCRIBIDOR, estás perdiendo plata, llevá tus libros por todos los sitios de bloqueos, vas a vender mucho, hay que aprovechar, no seas burro!
-me vienen escribiendo desde que empezó el paro, lo hace gente amiga.
Bien intencionada.
Lo entiendo.
Y es cierto…
Hace más un mes que no he vendido un libro, algo parecido a lo que me pasó en el tiempo de los veintiún días.
Y yo vivo de la venta de mis libros.
Es cierto…
Tengo cientos de libros entregados en varios colegios, a estudiantes que me honran leyéndolos en clases.
Son libros que probablemente ya no cobre, porque esos chicos estarán fuera del colegio en unos días.
Y claro…
Yo también vivo del día a día.
Como todos.
Todos vivimos del día a día, porque los días trabajados, hacen el sueldo que a fin de mes se recibe.
Verán…
Durante varios días he salido a la calle con mi bici Elena, y he visto a micreros acarreando gente y vi a motoqueros haciendo su agosto cobrando el triple.
La clásica viveza criolla.
Y vi a los vende coca que nunca cerraron, haciendo plata con el vicio ajeno.
Y vi a ferreteros y vende comida y a un sin fin de gente que nunca paró.
Con el discurso:
«El paro no me da plata»
«Los ricos siguen ganando»
«Yo no cierro, yo no paro porque necesito»
Y en algo tienen razón:
Todos necesitamos plata.
En mi caso, vivo de las ventas de mis libros y vivo bien, porque vendo miles de libros al año.
E igual que todos, pierdo plata con este paro.
Pero…
A diferencia de quienes se quejan y maldicen la causa del paro, yo me siento orgulloso de parar porque entiendo el propósito.
Pierdo plata, pero mi conciencia cívica está limpia y si los cívicos o los políticos la embarran, estará en la conciencia de ellos, no en la mía.
Yo cumplo.
¿Y saben por qué siento, esa satisfacción del deber cívico cumplido?
Es simple:
Conozco al detalle nuestra hermosa y a la vez sufrida historia cruceña. Sé de las luchas y afrentas recibidas de parte del andino centrismo desde 1.825.
Sé del sacrificio que hicieron muchas y dignas personas para construir Santa Cruz, aún con sus defectos y deficiencias.
Preguntense ustedes…
¿Se quejaron los Warnes, los Castulo Chávez, los Ibáñez, los Domingos, los Melchor Pinto, las Ana Barba o los Cañoto, en el afán incansable de darnos lo que de ellos heredamos?
Acaso, ¿no aportaron hasta sus vidas y fortunas, por una causa que creían justas?
¿Soy acaso mejor que ellos, para reclamar privilegios o pensar solo en mi, en desmedro de quienes día a día la pelean en alguna esquina o alguna rotonda?
No señor.
Por eso sigo en esto.
Sin quejarme.
Porque al igual que ellos, creo en este pueblo y en la gente que lo DEFIENDE, en la gente que sustenta su sacrificio soñando con días mejores, pensando en nuestros hijos y nietos a futuro.
Créanme…
Todo pasa y estos días de oscuridad también se irán, pero el resultado de la lucha quedará.
El resultado de este sacrificio estará para siempre, tanto en la memoria como en el corazón de nuestras familias.
Ya no es por nosotros.
Ya es por ellos y por la dignidad que se merecen como hijos de este pueblo cruceño, un pueblo digno y valiente que no se rinde ante lo adverso.
Es cierto.
No he vendido libros hace un mes y aun me deben plata, dinero que probablemente no cobraré.
No importa.
Yo cumplo con mi pueblo y con las millones de personas que como yo también se sacrifican, cada uno como puede, todos de distinta forma.
Dios los bendiga, que nos bendiga a todos, incluidos a aquellos que están en contra de esta causa, aquellos que maldicen el propósito de la misma.
En síntesis…
Cuando acabe el paro volveré a sacar el vehículo, lo llenaré con mis libros y me estacionaré en algún mercado, una plaza o cualquier esquina.
Y la plata volverá de a poco.
Mamá siempre decía:
– «La plata va y viene, pero la dignidad y una conciencia tranquila por el deber cumplido con la gente y la tierra de uno, eso no tiene precio hijo.»
En fin…
Ya falta poco.
No perdamos la fe, porque al final de todo, cuando hagamos las cuentas veremos que todo este sacrificio cruceño será para bien y lo más importante…
Estaremos en paz con nuestra Conciencia Cívica.
No es tiempo de desmayar ahora.
Y recuerden que a pesar de todo:
¡La dignidad y una conciencia tranquila, no se las compra con plata!

¡Siempre libres cruceños seamos!



EL ESCRIBIDOR.

Pd/ Gracias por la fotografía, a la niña Lucy Durán V.

Fuente: Párraga Jose – El ESCRIBIDOR