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LA ESTATURA DE ARCE CATACORA
Por: A. Germán Gutiérrez Gantier

Mientras los bolivianos azorados e indignados recibimos la noticia del fallo internacional sobre el Silala, cuyo resultado es de una extrema gravedad para Bolivia, el presidente se manda un discurso, que lo muestra en su verdadera dimensión.

Arce Catacora, al promulgar la Ley del Censo, es inoportuno y defensivo, se dirige a los suyos asustado e inseguro y amenazante con el resto.



Dicho mensaje se condensa en: criticar al Comité Interinstitucional de Santa Cruz al que acusa de no haber tenido voluntad de diálogo evitando acuerdos por motivos políticos y personales; asegura que no hubo violencia desde el primer día; que promulga la ley porque quiere evitar se derrame sangre del pueblo; que sus pugnas internas no son división ni traición y quiere evitar un golpe de estado.

Señor Arce Catacora, la política en democracia tiene algunos códigos que no deben ser ignorados.

Se dialoga con el o los sectores en conflicto, no entre aliados o con aquellos que no son parte del mismo, como sucedió en Cochabamba y Trinidad. Se dialoga en términos de igualdad con un facilitador o un intermediario que evite que una de las partes monopolice el uso de la palabra.

El diálogo debe ser abierto, sincero y garantizando los derechos de las partes, el hacerlo a puerta cerrada, con incautación de celulares, sin medios de comunicación, ocultando los detalles, muestra miedo al debate y afirma conductas autoritarias. En tales condiciones estos encuentros se asimilan más a un rito protervo que a un encuentro democrático.

Comete un error imperdonable al acusar a la dirigencia cruceña de conducir el movimiento ciudadano evitando acuerdos por motivos personales y políticos. Supone que semejante masa movilizada sigue al Comité sin iniciativa propia.

No diferencia lo que es la dirigencia y lo que son los ciudadanos movilizados, que autoorganizados generaron formas de lucha. Esa voluntad colectiva se ordenó y condujo sobre la base de consignas y no de seguidismos a personas. Otorgarles a los dirigentes del Comité Interinstitucional el liderazgo hegemónico sobre los bloqueadores es subestimar los procesos ciudadanos de acumulación.

Que hubieron intereses políticos, claro que sí empezando por el suyo y de todos quienes fueron parte del conflicto, porque estaba en tela de juicio el manejo del poder político y del estado. Vaya pecado. Si eso no es política usted es la Madre Teresa de Calcuta (con el debido respeto a la Madre Teresa).

Su confesión de que no hubo violencia desde el primer día suena a una broma de mal gusto, no hubo el primer día, pero el resto sí. No dice nada de aquella promovida, articulada y ejecutada por el ministro paramilitar desbloqueador y por servidores públicos cercadores en contra de la población cruceña. La violencia llegó a extremos, al punto de que sobre sus espaldas recae la muerte de un funcionario público de Puerto Quijarro.

La presencia policial, paramilitar y parapolicial ejecuto actos de violencia contra los ciudadanos, incluyendo la siembra vergonzosa de pruebas. En lugar de reprimir el asalto a viviendas, estos acompañaron a los asaltantes con su silenciosa complicidad con el fin de generar terror en la población.

Policías, fiscales y jueces operaron con saña y con vil complacencia en contra de detenidos opositores y encubrieron a los adeptos al gobierno. La ley volvió a ser un instrumento de abuso y de trato desigual.

No debe ignorar que, como presidente, al no dar una respuesta pronta y democrática al conflicto desató una pulseta entre fracciones masistas que encontraron un buen momento para llevar aguas a su molino, con demostraciones de qué grupo era más violento.

Arce Catacora, declara que no es traidor y que no divide. Es evidente que hace referencia a la situación interna de su partido y a las impúdicas declaraciones de Morales Ayma como de varios de sus exministros, que lo acusan públicamente de dividir y traicionar al MAS. Disimular que Evo Morales Ayma y su portavoz el exministro Quintana, conspiran contra su gobierno y preparan un golpe de estado con fecha incluida, ya no es posible. Lo que corresponde es que ambos personajes sean procesados como conspiradores golpistas.

Arce Catacora hasta hoy no se da cuenta, que pese al despecho de Morales y su corte, debe cumplir sus funciones en beneficio de todos, sin discriminar a nadie, que en democracia se acuerda y se consensua con el oponente, que no es un acto de traición es más bien un ejercicio saludable, pero claro eso le incomoda.

Cuando hace referencia a la existencia de intereses personales, tiene razón, son nada más ni nada menos que los intereses de Morales, de Choquehuanca y de él mismo, que no abandonan su sueño de ser candidatos el 2025.

La presión de Morales lo induce a cometer más errores, al sostener que la promulgación de la ley en cuestión no era necesaria. Cumplir con la constitución lo alborota y obliga a buscar alivio en las prácticas de su antiguo jefazo, arremeter contra los opositores rebeldes con persecuciones ilegales, procesos judiciales interminables, y sentadas de mano suponiendo que así evitará vuelvan a surgir contestarios insolentes.

En este trayecto aparece el jefecito en su verdadera dimensión, chiquito, sin visión de futuro, sin grandeza alguna, entrampado en sus mezquinas pasiones y sus temores. Tuvo la oportunidad de ser diferente, pero su estatura no da, es esa no más, no puede contra su naturaleza.
Sucre, 2 de diciembre de 2022

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Fuente: Agustín Zambrana en El Bunker