La vida en Uruguay de una familia afgana que huyó de los talibanes: “Nos sentimos libres”

Luego de huir durante 16 meses, una pareja de 31 años y un niño que cumple 3 en febrero rearma su vida en Sudamérica

La familia afgana en Uruguay, compuesta por una pareja de 31 años y un niño que cumple 3 en febrero. Debieron huir porque los talibanes los perseguían. 
(foto: El Observador)
La familia afgana en Uruguay, compuesta por una pareja de 31 años y un niño que cumple 3 en febrero. Debieron huir porque los talibanes los perseguían.
(foto: El Observador)

El 28 de diciembre, una familia de afganos llegó al Aeropuerto de Carrasco huyendo del régimen talibán y buscando refugio en Uruguay. La familia está compuesta por una pareja de 31 años y un niño que cumple 3 en febrero. Ahora buscan como volver armar su vida, instalarse en Uruguay, estudiar y buscar trabajo.

Debieron huir porque los talibanes los perseguían por su trabajo y temián terminar en la cárcelo o muertos. Ambos trabajaban en el gobierno y en Naciones Unidas, en proyectos vinculados a violencia basada en género. Ella, Taiba, era directora de Género en el Ministerio de Salud hasta el regreso de los talibanes al poder. Todos estos proyectos internacionales fueron desarticulados por el régmen.



Cuando los talibanes llegaron, los fueron a buscar a su casa, y esa misma noche comenzó la odisea de esta familia. Pasaron por distintas provincias de Afganistán, siempre escondidos, y terminaron en Pakistán, según cuenta Subrayado (Canal 10)

La fecha clave fue el 15 de agosto de 2021. Alrededor de las tres de la tarde comenzaron a escuchar que los talibanes habían llegado y las personas comenzaban a escapar como pudieron. Ellos se refugiaron, primero, en la casa de unos amigos, en otra provincia, pero los detectaron allí y debieron irse a fines de ese año para no ser capturados.

A dos compañeras de Aliaqa, el padre de famila, que trabajaban en un hospital, las mataron los talibanes. Otros fueron encarcelados. Por eso no había opción para esta familia: tenían que salir de ahí.

El camino fue complejo. Solamente para poder ingresar a Pakistán, debieron pagar una visa de 1.000 dólares cada uno. Como pudieron fueron vendiendo lo poco que tenían, algunas joyas, y se quedaron sin nada. Sin un peso, pero ya del otro lado de la frontera.

Los miedos seguían, y Pakistán no era un destino final para esta pareja. Las visas que compraron después de vender todo, eran solamente para un mes, pero estuvieron nueve hasta que recibieron un ultimátum del gobierno que decía que debían marcharse o serían encarcelados por tres años.

En Pakistán, Aliaqa le escribió a todos los contactos que tenía en redes sociales para buscar ayuda. Le respondió un profesor español al que había conocido en unos años de estudio en ese país. Intentaron emigrar a España, pero no tuvieron éxito. Pero el docente los puso en contacto con el periodista uruguayo Darío Klein.

Para poder ingresar a Pakistán, debieron pagar una visa por 1000 dólares cada uno. Fueron vendiendo lo poco que tenían, algunas joyas, y se quedaron sin nada. (El Observador)
Para poder ingresar a Pakistán, debieron pagar una visa por 1000 dólares cada uno. Fueron vendiendo lo poco que tenían, algunas joyas, y se quedaron sin nada. (El Observador)

A través de ese contacto, pudieron comunicarse con la entonces vicecanciller, Carolina Ache, y con el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur), que les facilitaron la llegada a Uruguay.

La nueva vida

La organización para los refugiados de las Naciones Unidas (Acnur) mantiene económicamente a la familia mientras buscan trabajo y tratan de establecerse en el país.

Él habla español, y la mujer comenzará a estudiar en marzo, en un curso de la Universidad de la República y el niño, Sina, irá al jardín.

La madre de familia comenzará a estudiar en marzo, en un curso de la Universidad de la República y el niño, Sina, irá al jardín.
(El Observador)
La madre de familia comenzará a estudiar en marzo, en un curso de la Universidad de la República y el niño, Sina, irá al jardín.
(El Observador)

Cuando supieron que podrían viajar a Uruguay, sintieron “mucho miedo”. Esto se debe a que amigos suyos que lograron visas para Brasil, fueron muy cuestionados por la Policía cuando ingresaron a ese país.

Pero en Uruguay, una persona los acompañó hasta la última puerta del aeropuerto. El padre de familia dice: “Nos sentimos libres. Que no había nadie en la espalda. Cuando vinimos, todo era diferente. Vivían pacíficamente y nadie nos preguntaba de dónde éramos. En Pakistán cada día nos preguntaban.”

Antes de pensar en el destino buscaron mucha información sobre Uruguay, el clima, la historia, la gente. “Necesitamos trabajo, y yo tengo tres hermanos y dos hermanas que viven en Afganistán, menores que yo, y cuando trabajaba yo pagaba las cosas. Y también la familia de mi esposa. Queremos ayuda para traerlos a ellos también”, relata el hombre.

Los caminos oficiales

A comienzos de setiembre de 2021, Cancillería Uruguaya había recibido un pedido formal para que 15 familias afganas se instalen en el país. Se había informado que el asunto iba a ser estudiado por el ministro Francisco Bustillo y por el presidente de la República, Luis Lacalle Pou.

El presidente uruguayo, Luis Lacalle Pou, se mostró positivo a que el país reciba refugiados.
El presidente uruguayo, Luis Lacalle Pou, se mostró positivo a que el país reciba refugiados.

“Uruguay históricamente tiene los brazos abiertos para aquella gente que lamentablemente tiene que huir de su patria, así que haremos las evaluaciones correspondientes. A priori, Uruguay tiene los brazos abiertos”, había dicho el mandatario por aquél entonces.

Fuente: Infobae – América Latina