Boric y Arce en la frontera

Como buen populista, el presidente chileno Gabriel Boric se dio una vuelta por la frontera con Bolivia para anunciar acciones más enérgicas contra la inmigración ilegal. El mandatario, cuyo ìndice de popularidad ha caìdo significativamente, producto de sus reiterados fracasos polìticos y econòmicos, se reunió con autoridades locales, con dirigentes campesinos, lìderes indìgenas y cabecillas de movimientos sociales, al mejor estilo de los demagogos que proliferan en el continente. Y como cereza de la torta, también tuvo su lado hostil y agresivo. Se las agarró contra el presidente boliviano, Luis Arce, a quien le exigió mayor seriedad en el control de los problemas que complican la zona fronteriza.

Arce no le ha contestado en los mismos términos y por desgracia para él, tampoco puede recurrir al mismo baño de multitudes que tuvo Boric en el límite internacional. Si lo hiciera, obligatoriamente tendría que reunirse con los dirigentes de las narco-comunidades que han proliferado en la zona, con los movimientos sociales ligados al MAS que protegen a narcos, chuteros y ladrones de autos y con los indìgenas que hicieron arrodillar a los militares y los hicieron firmar un pacto para no perseguir a los criminales que son protegidos por los ayllus y comunidades originarias del lugar. Ademàs, se arriesga a que algunos de sus colaboradores tengan que usar algùn coche robado en Chile y, por último, alguien le puede echar en cara que hay personas en su gobierno que celebran la migración de bolivianos, porque se ha convertido en una de las pocas fuentes de ingreso de divisas al paìs. Eduardo Bowles



Fuente: Eduardo Bowles