Hoy rendimos un digno tributo a nuestros mártires de Terebinto, que hace 65 años ofrendaron sus vidas por días mejores para todos los cruceños.
Es nuestro deber recordar y jamás olvidar
que nuestro desarrollo y progreso son fruto de las luchas cívicas, la sangre de nuestros jóvenes, el coraje de nuestras mujeres y el empuje de un pueblo que decidió salir del letargo a punta de trabajo, para convertir a Santa Cruz en el crisol de Bolivia y guardián de la democracia.
