LOS INFALTABLES HIJOS DE P… Cuarenta mil personas. Entre el público hay mujeres, hom…

LOS
INFALTABLES
HIJOS DE P…

Cuarenta mil personas.
Entre el público hay mujeres, hombres, jovenes, ancianos y niños.
En teoría, es una fiesta del fútbol.
Pero…
De un sector de la cancha, miles de personas entonan desabridas cancioncillas mal copiadas de los gauchos y adaptadas al medio.
Ambas tribunas cantan lo mismo.
– «Vamoooos vaaamooos… Yo te llevo dentro, de mi corazón…»
Son tan poco creativos que ni inventar una canción propia pueden…
Y claro…
Infaltable la versión canchera del Negro José.
Y de un rato a otro, empiezan con el estúpido estribillo…
– «Hola qué tal, como te va, hijo de p… te saluda tu papá»
Del otro lado le contestan lo mismo.
Mutuos y elegantes saludos, un absurdo y ofensivo estribillo qué hasta los niños repiten, ante la complacencia de sus padres que los alientan a hacerlo.
Y dentro de la cancha…
El jugador del equipo contrario hace alguna jugada peligrosa, una falta, o algún gesto, y la gente en pleno estalla gritando:
¡Hijo de p…!
¡Hijo de p…!
¡Hijo de p…!
El árbitro, el técnico o el pasa pelota se equivoca y la gente empieza…
¡Hijo de p…!
¡Hijo de p…!
¡Hijo de p…!
El equipo no rinde como sus hinchas esperan y…
La tribuna se las agarra con el dirigente que se encuentra en el palco…
Y otra vez…
¡Hijo de p…!
¡Hijo de p…!
¡Hijo de p…!
Acaba el partido, la gente se retira, entrevistan a los hinchas molestos y estos repiten…
– «El fulano jugador, ese hijo de p.. flojo, tal y cual…»
– ¿Por qué?
– ¿Que tienen que ver las Santas Madres de los jugadores, técnicos, dirigentes o hinchas del equipo rival, con el resultado o desarrollo del juego?
Y esto sucede en todas las categorías, no se escapa ni el fútbol infantil. Campeonatos donde los niños compiten y son los padres quienes ponen la mala nota en conducta deportiva.
– ¿Que nivel educacional y de respeto muestra la gente en las canchas cruceñas?
– ¿En que momento, el fútbol como espectáculo se volvió un sitio de desahogo de traumas y frustraciones personales?
– ¿En que momento, el resultado de un partido dejó de ser solo eso, para convertirse en el causal de actitudes violentas?
Y volviendo a las mencionadas madres y su sagrado significado…
Pregunto:
– ¿No tienen madres, los energúmenos qué las mencionan de la peor manera?
– ¿Nadie piensa alguna vez, que entre el público esté presente la madre de los jugadores, árbitros o dirigentes que insultan?
– ¿Qué tienen que ver esas respetables señoras, con la ignorancia y mal comportamiento de esa gente que cree que porque paga su entrada, pueden ofender sin miramientos ni el mínimo respeto, a personas que en realidad ni conocen?
Y la otra…
– ¿Nadie piensa en los niños presentes, esos qué escuchan y ven como algo normal que su padre le grite hijo de p…, al señor que corre en la línea con su banderita, al jugador del equipo contrario y en muchos casos, a los mismos jugadores del equipo del cual dice ser hincha?
Ya sé…
Aparecerán los que justifican esas desacertadas acciones, alegando el clásico «siempre ha sido así», como si lo incorrecto fuera correcto solo por ser antiguo.
En fin…
¿No será hora de parar con esas actitudes?
¿Quién se anima a eliminar de las canchas estas conductas?
Está claro que no será fácil, pero haciendo conciencia se empieza.
¿Te animás?
¿Cuento con vos?
SÍ te parece bien, deja tu comentario como sugerencia para mejorar esta lamentable y vergonzosa situación.

El ESCRIBIDOR.



Fuente: Párraga Jose – El ESCRIBIDOR