Opinión

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EL ESTILO DE VIDA FASSIL

Lourdes Montero *
Para el diario La Razón

Se cumplió la crónica de una intervención anunciada. Pero tal vez llegó un año tarde, por lo que podría salpicar la credibilidad de todo el sistema financiero. Lo que hemos comprendido estos días es que Banco Fassil era un castillo de naipes, y las numerosas luces rojas que fue dejando en el camino de su vertiginoso crecimiento fueron ignoradas por los sistemas de control del sistema bancario.



El humorista Pablo Osorio nos previene: “Si tiene dos sucursales en la misma cuadra, tal vez no es el mejor lugar para abrir una cuenta” y es que, como hongos en temporada de lluvias, vimos crecer de manera desmedida las sucursales de Fassil que hoy suman 185 agencias. A esto se suma su agresiva campaña de atracción de ahorristas. Desde abril de 2021, el banco sostuvo la promoción FA-BU-LO-SA, la cual regalaba con excesiva frecuencia premios de Bs 20.000, llegando a sortear en tres ocasiones premios de hasta Bs 2 millones.

Si bien la Autoridad de Supervisión del Sistema Financiero (Asfi) ya había detectado problemas en julio de 2021 y habría sometido a la institución a un proceso de regularización. ¿Podía en esas condiciones dejar que la institución mantuviera su actitud agresiva en captación de ahorros? Según la propia Asfi, Banco Fassil no tomaba en cuenta sus recomendaciones y rechazaba sus observaciones ¿No era mejor intervenir Banco Fassil cuando ya presentaba de manera sistemática problemas de encaje legal?

A pesar de todos estos problemas, Banco Fassil seguía creciendo, convirtiéndose en el tercer banco en cartera a nivel nacional y reportando una de las moras más bajas del sistema. Según sus cuentas de Facebook, Fassil logro captar 1.240.000 ahorristas. Su actitud, según un informe de calificación de riesgo, era de “un mayor apetito de riesgo”, por lo que incurre en prácticas crediticias dudosas y compra de cartera de manera agresiva. Tal vez por ello, el mayor gremio bancario del país, Asoban, no tenía a Banco Fassil en sus filas.

Si queremos seguir la pista de quienes son los dueños de Banco Fassil, podemos consultar los registros de la Asfi que nos informan que los accionistas son Santa Cruz FG Sociedad Controladora SA, Santa Cruz Financial Group S.A. y Santa Cruz Sociedad de Inversión en Bienes Raíces SIBRA SA.

Lo curioso es que el principal accionista de los tres grupos empresariales es una sola persona, Juan Ricardo Mertens Olmos. Eso ya debería llamar la atención.

La intervención de la Asfi llega después de 66 denuncias formales que han activado el procedimiento, y con cuatro órdenes de aprehensión a los altos ejecutivos por la presunta comisión de delitos financieros. El hecho emblemático que se ha dado a conocer es el de una joven de 18 años que se benefició con el préstamo de más de $us 1 millón, habiendo presentado como respaldo un patrimonio en artículos del hogar por valor de $us 5.000. El abogado defensor de los imputados dio a conocer que no existe delito ya que la joven habría pagado en efectivo todo lo que le prestaron.

De todo este castillo de naipes que representa Banco Fassil, hoy solo tenemos a un millón de personas esperando recuperar sus ahorros, con toda la incertidumbre del proceso de intervención sobre sus hombros; así como a 4.500 empleados que de un día al otro han perdido sus puestos de trabajo.

Nadie gana con la caída de Banco Fassil. Todos somos conscientes de que tenemos un objetivo común: garantizar que el sistema funcione. La Asfi tiene el desafío de probar que puede aislar una manzana podrida de todo un cesto de frutos sanos. Solo un rápido, eficiente y transparente manejo de esta intervención podría devolver la confianza de los ahorristas, y con ello la salud del sistema bancario que ha llevado décadas fortalecer.

*es cientista social.

Fuente: Ayyy Don Este