¡TRES AÑOS COTUDOS! El jefe de gobierno colla caminó sin ganas, casi bostezando. Lo hiz…

¡TRES
AÑOS
COTUDOS!

El jefe de gobierno colla caminó sin ganas, casi bostezando.
Lo hizo sobre la alfombra roja, la tela mal acomodada que le pusieron solo para disimular un pavimento partido por falta de mantenimiento.
Entonces…
El show mediático comenzó.
La banda entonó ritmos marciales, mientras al fondo se veían los letreros y mensajes que la gente de relaciones públicas del gobierno diseñaron.
El jefe de gobierno colla se paró ante el micrófono, y con un registro vocal desabrido saludó con el conocido «subordinación y constancia».
Luego…
Encaminó sus pasos hacia el interior de la plaza.
De la nada apareció su segundo de a bordo, iba acompañado de ministros y militares elegantemente vestidos; militares que lucían medallas y galardones obtenidos ya no en batallas memorables, sino en alguna universidad o instituto.
Luego se hizo el ritual colla, un acto donde la palabra más usada fue «Pachamama», una palabra relacionada a la madre tierra, esa tierra qué los llamados interculturales incendian y contaminan sin piedad.
Y claro…
Vino el ritual de los pueblos del oriente.
Entonces apareció una «indígena oriental».
Ella lucía un tipoy verde y brillante, tan arrugado que parecía haber sido sacado de alguna botella, un tipoy estilizado que vestía encima de un jeans.
Si eso no era suficiente, la «indígena oriental» combinaba el atuendo con modernas zapatillas deportivas, coronando el disfraz con un sombrero de saó lleno de perendengues colorinchis.
En fin…
Luego de los rituales, la banda volvió a tocar ritmos marciales. Entonces, el jefe de gobierno colla abandonó la histórica plaza Murillo.
– ¿Y a que se debe tanta bulla?
-preguntó un camba que por casualidad pasaba por ahí.
– Ahh caballero, festejamos los tres años de gestión del señor presidente.
-le contestó un amable lustrero.
– Baaaahhh, ¡como si eso fuera gran cosa!
-dijo el camba, y ya nomaj pelechó pa’ la terminal. Jadeaba el camba por la altura, pero estaba apurau y contento de volver lo más pronto posible a su tierra…

El ESCRIBIDOR.



Fuente: Párraga Jose – El ESCRIBIDOR