Marcelo…. Hoy desperté pensando en tu padre

MARCELO….

Hoy desperté pensando en tu padre.
Sí, con una sonrisa agradecida recordé a tu padre.
Sí, recordé a don Mauro.
La primera persona que creyó en vos.
Lo recordé parado en la orilla de la cancha festejando un gol tuyo, gritando a vos en cuello:
– «Ese es mi hijo y algún día costará millones…»
Y claro…
No se callaba, gesticulando muy a su estilo y orgulloso de su muchacho.
¿Cuantos años tenías?
No sé…
Pero eras un niño que apenas pisabas los once años, creo.
¡Cuanta razón tenía tu padre!
Pero…
Tuviste que irte lejos.
Y al igual que todos los grandes, tus primeros contrincantes fueron la soledad, con su aliada infaltable llamada nostalgia.
La nostalgia de la casa y los amigos del barrio, de los compañeros de colegio y alguna pelada que nunca faltaba en ese tiempo…
Y a lo lejos…
Te vi crecer saliendo del grupo de promesas, te vi convertirte en una realidad total.
Te vi por la tele haciendo goles, te vi rechazar la posibilidad de jugar por Brasil y eso me dolió.
Y me dolió, porque conozco al bolivianista exitista que nunca ganó nada.
Sabía lo que pasaría y el tiempo me dio la razón.
Lo conozco.
Conozco a ese bolivianista exitista que nunca ganó nada, al que le produce pitaí el éxito de otro compatriota.
Y le molesta más que sea de este lado, le revienta que sea alto y alajito.
Y pa que veas…
Hace poco apareció un fulano, exigiendo que en la selección hayan más Quispes o algo así.
Pero no fue el único ni el primer bolivianista, porque mucho antes…
Un técnico bolivianista llevó a la selección al cuartel y él los dirigía vestido de ropa camuflada…
No puej…
Mirá Marcelo:
Para los nacidos en la tierra de Ñuflo de Chaves, es motivo de orgullo saber que un pelau, un hombre salido de un barrio nuestro, sea mencionado, valorado y respetado por todas las cadenas internacionales especializadas en fútbol.
Pero…
En contrapartida, tenemos que ver y escuchar a un pirata de quinta que te desmerece, prendido solamente de un micrófono y una credencial que lo hace «alguien».
Y no faltan, otros peores que él, perdedores como él, personas que siguen la misma y perniciosa línea de conducta.
Y no falta…
El bolivianista que nunca pateó una pelota, ese que tiene la malcriadez de llamarte «tronco», o «mediocre», ese que en sus eternas limitaciones no puede aceptar ni valorar, mucho menos entender tu trayectoria personal o deportiva.
Por eso…
Esta mañana desperté pensando en tu padre, y le agradecí mentalmente el esfuerzo que hizo para encaminarte.
Lo imaginé pensando en un par de chuteras que no tenías y necesitabas.
Lo imaginé loco de contento, ¡el día que firmaste tu primer contrato!
Pero claro…
Todo eso son vivencias de un padre que creyó en su hijo, y ese hijo no le falló y devolvió en grande la ayuda recibida…
Tampoco le fallaste a Bolivia, a pesar de todo lo que digan esos bolivianistas que festejan tu salida de la selección con burla…
Como sea.
Gracias por estos años de alegrías, gracias por ser y seguir siendo ese pelau cruceño de barrio, digno hijo de la familia que tiene.
Un abrazo hasta el cielo para ese viejo loco y soñador que fue tu padre.
El hombre que confío en vos, ese que apostó por vos mucho antes…
Él que creyó en vos, cuando los bolivianistas malagradecidos ni siquiera sabían que existías
Gracias por todo Matador.

El ESCRIBIDOR.



Fuente: Párraga Jose – El ESCRIBIDOR