Proceso de revocatorio: El testimonio ciudadano

A pesar de los desafíos y obstáculos encontrados, el proceso de revocatorio liderado por los ciudadanos fue un verdadero hito democrático. La costumbre arraigada de esperar hasta el último momento para firmar, junto con la necesidad de notariar nuevamente todos los libros, dificultó la culminación del proceso en el tiempo previsto.
Es importante destacar que nadie obligó a la población a firmar; fue un acto de voluntad propia. Los ciudadanos se movilizaron con recursos propios, incluso cuando los puntos de firma estaban distantes. Esta muestra de compromiso ciudadano contrasta con la apatía que prevalecería si la participación electoral no fuera obligatoria.
Los voluntarios, sin recibir compensación económica, dedicaron su tiempo y recursos personales para recolectar firmas. Esta iniciativa fue financiada por fondos ciudadanos, sin la influencia de patrocinadores externos que pudieran allanar el camino, pese a que algunos lo comprometieron, no cumplieron.
El requisito absurdo de limitar la notarización a un solo notario y la posterior clausura de los libros por la misma persona dificultó aún más el proceso. A pesar de estos desafíos, la voluntad del pueblo quedó claramente demostrada: rechazan al alcalde en funciones, Johnny Fernández Saucedo. Esto no requiere de validación de una corte que todos saben que es politizada; es un sentimiento arraigado en la comunidad.
Este proceso de revocatorio, con todas sus limitaciones y obstáculos, representa un poderoso testimonio de la voz del pueblo y su deseo de un cambio en el liderazgo municipal, que aunque tendrá que esperar hasta las siguientes elecciones, es un claro reflejo de lo que estas arrojarán
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