Una foto simple y el valor de lo cotidiano. De la cercanía. Del cara a cara.
Mirar de cerca a los argentinos de a pie, no a sus estrellas ni sus millones. Ver su orden, su educación, sus dificultades y sus luces.
Y, en contraste, tratar de ponernos nosotros mismos frente a un espejo para vernos reflejados y diagnosticar nuestras carencias y nuestras potencialidades.
Esta foto y su impacto me enseñan. La gente no necesita quedar deslumbrada. Prefiere verse reflejada. Que eso lo aprendan los poderosos, los que viven persiguiendo el poder.
Fuente: Pepe Pomacusi Periodista