Nunca es tarde para empezar. Héctor Garibay ganó hoy la media maratón de Río de Janeiro. Y

Nunca es tarde para empezar. Héctor Garibay ganó hoy la media maratón de Río de Janeiro. Y tiene ya casi 36 años de edad.

Era taxista.

Había sido futbolista, sin mucho suceso. Pero no se rindió, siguió buscando gloria para su vida. Siguió soñando, al volante del taxi ajeno que manejaba para ganarse la vida.



A sus 31 años participó por primera vez en una competencia internacional y quedó décimo, entre los últimos. Eso no lo desanimó.

Héctor es pequeñito y menudito. Mide 1.60. Hoy, parado en la grada más alta del podio en Río de Janeiro, seguía viéndose más pequeño que aquellos a los que había derrotado y que estaban en las gradas más bajas del podio.

Hizo de su tamaño una ventaja, cuando para otros es un obstáculo. Cuando esa pudo ser su excusa.

Héctor Garibay nos enorgullece como bolivianos. No hemos ganado nunca un Nobel de nada. Ni un Oscar. No tenemos corredores en la Fórmula Uno. Ni hemos tenido un top ten en tenis. Gracias a Dios (a Azkargorta, Etcheverry, Baldivieso, Trucco, Platiní Sánchez y una generación dorada) por lo menos hemos ido a un mundial por mérito propio.

Por eso el podio de Garibay hoy en Río de Janeiro nos dibuja una sonrisa a todos, este domingo, en todo el país. Héctor, héroe, gracias.

Pero Garibay da más que lecciones deportivas. Da lecciones de vida.

El taxista puede ser un ganador. Medir 1.60 no te corta las alas. No triunfar en lo primero que creíste no te marca que no podrás ganar en algo nuevo.

Garibay ya ganó antes en Buenos Aires y en México. Con sus nalgas aplanadas por el asiento del taxi y con su 1.60 que hace que sus rivales se sientan confiados. Con eso y a pesar de eso, aprendió a ganarles a los favoritos.

Te puede pasar igual. Que se confíen en que no puedes. Que alguien te menosprecie, no hay problema. Que te digan que no podrás. Vamos, que eso sea tu combustible.

Y que les ganes a todos.

A tus rivales y a los malos pronósticos.

Gracias Héctor, por tus podios y tus lecciones de vida.

Que Dios te acompañe en los Juegos Olímpicos de París 🙏🏽, pequeño gigante, derribador de malos pronósticos.

Fuente: Pepe Pomacusi Periodista