El MAS a terapia intermedia.

El TSE amonestó hoy al más grande, más seguido y más resistido partido político y movimiento social de Bolivia.

Máximo pueden ser dos amonestaciones. La tercera equivale al sepelio de la fuerza política. Significa su desaparición. Y su imposibilidad de participar en las próximas elecciones y en todas las que vengan.

La primera amonestación, emitida hoy, es por no haberse puesto de acuerdo la directiva (Evo Morales) y las organizaciones sociales de base del partido (el Pacto de Unidad, leal a Arce).



Tenían que ponerse de acuerdo para convocar a un único congreso partidario en el que debían elegir a una nueva directiva. No lo hicieron. Ninguno dio el brazo a torcer. Y el brazo ahora se puede romper.

Evo convocó a un congreso en Lauca Ñ, en el trópico cocalero, que fue invalidado por el TSE por no cumplir requisitos previstos en la ley electoral.

El Pacto de Unidad leal a Arce convocó a su propio congreso partidario en El Alto y el TSE no le dio luz verde por no cumplir también con todos los requisitos.

Evo se quedó sin congreso. Pero Arce no.

El Pacto de Unidad leal a Arce logró forzar al TSE a supervisar su congreso a través de una maniobra legal. Y tuvieron su congreso. Falta que el TSE lo valide o invalide. La evaluación está en marcha.

Mientras tanto, el TSE ha amonestado a este ahora díscolo partido de egocéntricos liderazgos y beligerantes entornos.

La primera amonestación (la terapia intermedia) viene acompañada de nuevos plazos y requisitos de entendimiento, armonía y sana convivencia. Como establecen las leyes.

De mantenerse en sus inflexibles y soberbias posturas ambos bandos en disputa, sobrevendrá la segunda amonestación.

Eso será la terapia intensiva. En esta etapa al MAS tendrán que ponerle oxígeno, controlarle el pulso, monitorearle el corazón, suministrarle medicina y quizá hasta hacerle una cirugía a cuerpo y cabeza abiertos.

En terapia intensiva habrá que esperar que se aleje de la oscuridad de la muerte y se reencamine hacia la vitalidad que un día supo tener y con la cual llegó a sorprender.

Pero si azorados por la posibilidad de perder el poder (y probablemente su libertad varios de ellos y varios de sus derechos aquellos a quienes ellos representan) el MAS recuperara la cordura y la armonía, entonces sí podrían definir un liderazgo y una candidatura únicos y se mantendrían vivos, vitales y con posibilidades de seguir instalados en el poder.

Si no lo hacen, si prevalecen sus egos, sus delirios y sus angurrias, sobrevendrá el capítulo final: la tercera amonestación.

Esto es el sepelio, la pérdida de la personería jurídica, la desaparición del escenario político y la frustración de unas bases que seguramente se sentirán traicionadas por sus líderes.

Este final requerirá un epitafio. Y hombros que carguen el féretro. Y así quedarán inmortalizados para la historia.

Para empezar, ahora que van a terapia intermedia, en el MAS se darán cuenta que al frente de los hospitales están las casas funerarias. Ellos decidirán si prefieren ambulancia o carro fúnebre.

Hay un país expectante. Y una incógnita: ¿🚑 ⚰️?

Fuente: Pepe Pomacusi Periodista