Esta frase nos la repetía todos los días del año el padre Santiago Errath, alemán, en mi colegio, Muyurina.
Gracias por no cansarse nunca de repertírnosla, querido padre Santiago.
Fuente: Pepe Pomacusi Periodista
Esta frase nos la repetía todos los días del año el padre Santiago Errath, alemán, en mi colegio, Muyurina.
Gracias por no cansarse nunca de repertírnosla, querido padre Santiago.
Fuente: Pepe Pomacusi Periodista