Otro día más

OTRO
DÍA
MÁS…

Con el auspicio de:
#wjconsorciojuridico #widenjamesrivero

Amanece.
Cinco y media de la mañana y hace un frío de m…
Hoy dejé descansar a doña Pitty, en realidad no la preciso tanto.
Espero el micro fuera de casa, pensando que debo estar a las nueve en Fortin Libertad, municipio de San Julián.
No conozco.
El micro no llega y empiezo a moquear.
Mal síntoma.
Peor aún.
Lagrimeo sin dolor, solo de frío, lo cual me recuerda el frío maldito que sentí en esa planicie de Chonchocoro.
Cuando fui a buscar sin éxito al gobernador secuestrado.
El micro no viene y miro mi maletin lleno de libros.
Los Gatos, con la voz de Litto Nebbia retumba en mis audífonos, «construiré una balsa y me iré a naufragar», eso dice, aunque la versión original que escribió Tanguito decía:
– «Construiré una balsa y me iré a la m…»
Y bueno, es la letra perfecta para la situación que vive un país, un país gobernado por gente de m…
Y aquí estoy.
Recordando lo que me dijo un director de colegio, justo ayer en Montero.
– «Sus libros son buenísimos, pero ya tenemos un trato con La Hoguera, los libros suyos son mejores, pero ellos nos brindan ciertos beneficios…»
-dijo él dire y sonreí con tristeza.
Pele el asunto para mi.
Y bueno…
El negocio se impone y está bien.
Debo mejorar.
El micro no viene y debo tomar un truffi, viajar como cien kilómetros para llegar a la «curva de Los Troncos.»
Ahí les hablaré a unos padres de familia y sus hijos. Les hablaré de valores, familia y estudios, les diré que todo empieza con el ejemplo, bla, bla, bla…
Siento mucho frío, me duele la cabeza pero hay una buena noticia:
Ya viene el micro.
Subo y saludo al chófer que no me contesta porque bosteza.
Tiene el cabello tieso, está claro que no tiene agua caliente en su ducha.
¡Que valiente!
El micro huele a comida recién hecha, hay unos bolsones que cubren las ollas de unas señoras valientes que salen a venderlas en algún sitio.
Y ahí están…
Sentadas y cabeceando en sus asientos, seguro amanecieron cocinando y ya están cansadas antes de empezar.
¡Dios las bendiga, para que esas ollas vuelvan vacías!
Miro…
Otros pasajeros se refugian del frío como pueden.
Me siento bendecido.
Ellos hacen lo mismo cada día, yo menos veces que ellos y ninguno nos quejamos.
– «Se baja en la «curva de Los Troncos, de ahí lo recogerá un profesor y lo llevará en moto al colegio, son unos diez minutos…»
-me dijeron.
Y aquí estoy.
Soy el escribidor, voy con mis libros a dar una conferencia para familias y pienso en el Dr. Vaca Díez que debe estar sonriendo, viendome en estos afanes.
Ya lo escucho:
-«¿Ve lo que le dije?»
– «Le dije que no es fácil educar a una sociedad, ¿se acuerda?»
Eso me decía optimista, en las charlas eternas que tuvimos sobre la necesidad e importancia de la educación y la cultura.
Y aquí vamos.
En un ratito saldrá el truffi, y seguro será un hermoso y exitoso día…



El ESCRIBIDOR.


Fuente: Párraga Jose – El ESCRIBIDOR