DON PANCHO, EL SOCIALISTA… Don Pancho, es el jefe de una familia de nueve hijos, su mu…

DON
PANCHO,
EL SOCIALISTA…

Don Pancho, es el jefe de una familia de nueve hijos, su mujer vende papa con huevo en una carretilla y cada día se instala debajo de un árbol en la carretera, a poca distancia de La Guardia.
Don Pancho vive en una pequeña parcela, propiedad de un concejal.
Es un rancho más pobre que el chavo, pero don Pancho tiene un trapo azul y negro colgado junto a su cama.
– «Yo soy socialista»
-le dice a quien lo quiere escuchar, pero no entiende para nada la doctrina en la que dice creer.
Algo parecido a «ser socialista es ser amable».
Es fanático de Azul Azul, o sea, azul de hambre y azul de yesca.
El día que lo visité le dijo a su hijo, un pelau más aburrido que bailar con la hermana de uno mismo:
– «Váyase donde la comadre Jovita, digale que me fíe una soda, para invitarle a mi amigo, el Escribidor».
Le agradecí, pero le dije que no tomo soda porque me hace daño.
El pelau flojo sonrió agradecido.
Conversamos de todo, y de pronto vi que sus hijos montaban una vaca más flaca y triste que mi suerte.
– «¿La vaquita le da leche?»
– «Esa vaca sólo da pena»
-dijo don Pancho muy Pancho.
La charla amena y el tema infaltable: Política.
– «Yo votaré por Arce, él representa, piensa y defiende a los pobres, Evo es un lloronazo que se fue huyendo»
-dijo muy seguro.
Intenté explicarle que el cuento socialista de la pobreza es solo eso, un cuento.
Le expliqué que en el socialismo, los únicos pobres son los que votan por los caudillos ricos como Arce.
– «Invento de la derecha.» -respondió, más terco que fanático religioso.
Yo hablaba de algo, cuando vi pasar a una chancha con una pata e palo.
– ¿Se accidentó el animalito?
-pregunté como sonso.
– «No, es que a veces nos falta carne, así que nos la comemos de a poco»
-respondió muy pancho, Don Pancho.
Eso ya fue demasiado.
Al rato me despedí de don Pancho y desde su rejita me gritó:
– «En cuanto paguen algún bono le compro sus libros»
Conducía de vuelta por la carretera cuando vi la caravana.
Era un pequeño grupo de vehículos último modelo, muy caros todos.
Flameaban el trapito azul y negro que había en el ranchito de don Pancho.
En una de las vagonetas había un letrero de cartulina, ahí se leía un texto escrito con marcador:

«KON ARSE NO MAS POBRESA»



EL ESCRIBIDOR

Fuente: Párraga Jose – El ESCRIBIDOR